En Y hoy de nuevo se destruye mi mundo conocido y comienza a construirse uno nuevo... "deconstruirse" le llaman en los círculos dónde últimamente me he ido desarrollando, aunque no estoy muy segura si es decostrucción precisamente lo que me pasa... El fin de una relación por la que he (y con la que) he peleado durante 6 años.
Hace apenas 3 días aún planeabamos nuestra boda, una boda producto de una decisión que tome sin romanticismo alguno: en ningún momento fue para mí un acto de demostrar ante el mundo el amor que construí con ella, jamás fue un afán de presumir, tampoco de pasar "el resto de mi vida feliz, por siempre "... Para mi ese matrimonio marcaba... Creo.... La revolución, porque para mí era un acto de amor, pero no el acto de amor supremo, ese que nos pintaron en las películas y que todo mundo sueña y por el que todo mundo te felicita...
No, para mí este era un acto de amor (uno más, pero nunca el máximo), en el que más que recibir yo, con esta herramienta iba a ser capaz de dar. Iba a poder dar apoyo, cuidado y respaldo con ayuda de la ley... Pero ella, ella no pensaba igual. Para ella el matrimonio es..., al parecer, una cosa que te cambia, si se es borracho, parrandero y jugador al firmar el acta de matrimonio se deja de serlo. Y lo mismo aplicaba con el ser poliamorosa, bisexual, disidente sexual, cuestionadora del sistema, sexualmente curiosa, aprendiz constante...
Al parecer, cuando una, uno, decide casarse deja de ser una para convertirse en el ejemplo exacto que te pintan en las películas románticas o en las telenovelas... Al parecer a la larga el plan era que un ente extraño alojado en el acta de matrimonio me robara la voluntad y yo dejaría de ser quien he buscado ser todo este tiempo, quien aún se me dificulta ser puesto que he tenido que deshacerme de creencias que me "endulzaban" el entorno ( con el paso del tiempo entendí que aquello no era dulce si me escondía las realidades pero vaya que aún duele renunciar...)
Y así pasó el tiempo: ella creyendo que lograría cambiarme y yo creyendo que nos entendíamos. La predicción era más que evidente: aquello iba a acabar mal... Pero quizá fue por la creencia de que estábamos caminando hacia la misma dirección (aunque a diferentes ritmos)... quizá, tal vez, sí temiamos quedarnos solas, tal vez temiamos crecer... cambiar... O tal vez fuera que nos teníamos fe... El caso es que lo dejamos ser y llego, como era de esperarse, la muestra de que estábamos equivocadas: la otra no iba a dejar de ser quien es aunque lo desearamos... La otra no iba a dejar de ser quien es aunque nos amaramos...
Pero entonces a mí me surgió, surge, esta idea existencialista de si realmente nos hemos amado en todo este tiempo... Si yo fui amada por ella, si ella fue amada por mí... Me respondo, pues, lo que yo puedo responderme: yo sí la he amado, yo quise dar y di, comprensión, cuidado, paciencia, empatia, agudeza... Busque verla y quise respetarla: que ella fuera quien es, para mí, ella podía ser sin impedir que yo fuera quien soy... Salvo en el caso de que ella fuese alguien que esperaba yo cambiase del modo en que ella quería... En ese caso... En ese caso las opciones eran destruirnos, destruirme o sobrevivir... Una guerra constante a fin de cuentas.
Fue ella quien se dio cuenta que el matrimonio no iba a funcionar y creo que eso se lo agradezco: el que ella se hubiera percatado de que esperaba de mí un cambio imposible. Pero a pesar de ello ella aún estaba indecisa sobre si debíamos continuar o no... Y con la tristeza que ello representaba fui yo quien se dio cuenta que la evidencia marcaba que no: No soy yo la persona con quien ella quiere estar, esa monogama, entregada a la casa, la de los hijos perfectos reproductores de lo que dice la televisión... La que deja de sentir curiosidad por otras personas y decide que no tendrá sexo mas que con una.persona, con las experiencias que ésta quiera... No lo soy... No soy tantas cosas que ella desea... No lo soy. No lo soy y ello me entristece...
Tengo en mí una pequeña sombra, que admito, quisiera ser quien ella quiere... Pero con el paso de las personas y las experiencias esa sombra de mí se ha ido haciendo más pequeña: no es la primera vez que desearía no haber despertado, no es la primera vez que desearía no haberme cuestionado con tal de seguir con alguien que me hace pasar lindos momentos, o que me ha enseñado mucho o que me hace sentir como nadie más... No es la primera vez que pienso que hubiera sido mejor no haber cambiado: era más feliz, decía yo... El caso es que esa que "era feliz" no era yo: no eran mis decisiones, no eran mis gustos, no eran mis propias curiosidades, no eran mis experiencias, mis vivencias... Eran las de alguien más. Esa no era yo, por tanto era mentira que esa "felicidad" me perteneciera.
"¿No te da miedo quedarte sola? Vas a perder a dos buenas personas por..." Me dijo antes de que la interrumpiera: No voy a perder nada, le dije, ( ni ella ni B me pertenecen), no voy a quedarme sola, yo estoy conmigo, nunca estoy sola, yo estoy conmigo...
Al final no fue mi ser poliamorosa lo que acabo con esto: C estaba aprendiendo a vivir con la idea y la presencia de B... Lo que acabo con esto fue la necesidad de C de que el juego se jugará conforme a sus reglas y sólo conforme a sus reglas, olvidando que yo nunca me he conducido por las reglas de alguien más, (siempre término negociando y sacando a relucir quien soy yo)... Lo de B, que apenas iba recomenzando término por el saber que cuando yo digo que me gustaría hacer algo es muy probable que suceda y esto que yo quería vivir va en contra de sus prejuicios, que al parecer, según las reglas yo debía de compartir... Por tanto esto fue el común: No era yo, no era yo a quien ellas querían a su lado...