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miércoles, 31 de enero de 2007

FNTS

Estuve buscando por mucho tiempo las tonadas ideales para esta noche, he querido que sientas que te he tomado atención, pero quiero al mismo tiempo que me conozcas en todo… aunque no planeo nada, bueno, y si lo tengo planeado tampoco creas que te lo voy a decir.


Es cierto, me he propuesto algo: saber quien de las dos puede más, si tú con tu esquivez o yo con mi indiferencia, si a fin de cuentas ambas sabemos las ganas mutuas que nos tenemos. Has estado jugando conmigo desde hace un mes, con tu sonrisa coqueta que llama a todos a venerarte y sé que no te esperabas que yo no hiciera lo propio, quizás por eso también te he llamado la atención.


No, desde que te vi decidí no adorarte: creo que de haberlo hecho no te habrías dado cuenta que llevaba algún tiempo observándote y que comencé a arreglarme para ti: he desplegado para ti mis mejores armas, las blusas escotadas y los pantalones ajustados… y he visto lo que han provocado en ti aunque me lo niegues con tu actitud tan ensayada.


Bueno, hoy veremos quien ha ensayado más, yo también soy muy buena preparando el escenario de una reunión común y corriente. Ya tengo listo el inocente helado, las copas, el vino, las palomitas para que no sospeches (aunque bien que lo haces, ¿o no estamos bien sabidas de lo que hoy va a suceder?).


Ding… dong… suena el timbre: has llegado a tiempo. En casa desde hace media hora comencé a ponerme en ambiente: Las paredes han estado escuchando a Janis Joplin desde hace veinte minutos a modo que cuando tú te acercaras conmigo a la cocina se estuviera escuchando Move over. La batería me ayudara a seducirte…


-¿Siempre vistes minifalda cuando recibes a alguien para ver una película? –me preguntas.


Sé que estás siendo sarcástica, o dime ¿usas ese escote siempre que vas a ver una película a casa de alguien? Pero está bien, jugaremos un poco más, de cualquier modo me gusta verte con esa blusa:


-Sólo cuando recibo a chicas bonitas – te respondo- Y por cierto, que bien se te ve esa blusa –Comento… mientras observo bien el tipo de cierre de tu pantalón y estudio la manera de desprenderte la prenda.


No quiero ser demasiado obvia, así que al ritmo de la canción sólo muevo las piernas a modo que puedas ver mis muslos bajo la falda, mis glúteos contrayéndose mientras sirvo las copas.


-Será la primera vez que mire a Leonardo Di Caprio con una copa de vino en las manos.


-Bueno, no esperarías que buscara a Angelina Jolie o a…… Capaz te me pones romántica y luego que hago contigo (¡que tipo de mujer sería yo si utilizo la pasión que te provoque otra!). Por otra parte, la tarde (nublada) se presta para el vino.


- Jajajajajajajaja –Tu risa me delata tu complacencia- Y dime, ¿Janis nos acompañara a ver la cinta?


- Oh! No (por mucho que me llamara la atención un trío –vaya. El pensamiento me traiciona-), ella ya se va… -he pensado en todo, y en el programa Janis termina justo después de tus palabras.


La música se apaga y yo enciendo el televisor. Te acomodas en el sofá frente a este y me invitas a sentarme junto a ti. Tu pelo amarrado en una cola de caballo me deja ver tu cuello y tus orejas, detrás de éstas brota una aroma dulce, tenue, provocativo… Te llevas a la boca la copa con vino y puedo sentir como lo saboreas, recorre tibio tu lengua, tu garganta, tu pecho… Hasta siento como al llegar ahí se hacen rígidos tus pezones, ¿sentirás mi mirada lujuriosa?


-¡Salud! –exclamas


- Eso era antes de beber.


-¡Pero la intención es lo que cuenta! –Sonrío, la película va comenzando.-


Me miras de reojo más o menos cada cinco minutos, no tienes mucho interés: yo tampoco. Me preguntas si puedes quitarte los zapatos: sabía que traer zapatos de tacón no te iba a funcionar, no estás acostumbrada, y es increíble como eres de seductora sin ellos, quizás sea el como escoges el momento para quitártelos… Me sonríes (uff!!! ¡¡Así que todavía pretendes que te venere!!)…


Acercas tus pies fríos a mis muslos, buscas el calor y está bien (¡¡por supuesto que lo está!!), los frotas uno contra otro convirtiendo poco a poco esa fricción en una caricia para mí. Me miras, en tus labios persiste la humedad del vino tibio, cruzo mi pierna derecha levantándola incluso un poco más de lo debido para que se abra esa pequeña brecha entre mis piernas que te invite a hacer más, pero solo quiero que la mires. Bajo el cierre de mis botas, yo también soy friolenta y llevo calcetas… te has acabado ya el vino…


-¿Quieres helado? –asientes casi obediente


Para este momento esto hará un buen contraste, lo noto en tus ojos: estás tan excitada como yo, mis manos están calientes y es porque de solo verte ahora se me enciende la imaginación.


Me dirijo descalza a la cocina con las copas vacías y sirvo el helado. Escucho como ya has apagado la tele, en sustitución la música que elegí para ti va llenando quedita la sala, percusiones Bjorkiranas, de Porthishead, Pink Floyd… poco a poco se irán oyendo. Escucho también como la lluvia cae en los vidrios de la ventana, tan atenta estoy a eso que realmente no me percato que ya estás conmigo en la cocina, con tu aroma dulce y tus pies desnudos. Me sonríes otra vez:


 


- Es que no me pude aguantar las ganas del helado – Me dices…


- Es de ron con pasas, digo, para no salir del tono…


- Mmmh… que rico, ¿me das?- preguntas mientras te me acercas


- Claro


 


Y volteo para tomar una de las copas que he dejado en una mesa… Sólo con esa pequeña distracción tienes… así, de espaldas, me tomas por la cintura, besas suavemente mi cuello apartando mi cabello, recorres mis costillas con tus manos, mis brazos por sobre la ropa… Voy sintiendo como tu cadera se pega a mis glúteos… realmente me estás ganando esta batalla… así que con tu cierre pegado a mi falda giro en mi eje para mirarte de frente.


Hemos quedado con nuestros vientres juntos y respirando nuestro aliento… te sonrío con la intención de que por un momento también te me distraigas… me miras… rozo mis labios con los tuyos… tengo en la boca el sabor a ron del helado pues no resistí probarlo mientras lo servía, beso tu labio inferior apretando suave y firme, sientes el sabor, paseas en correspondencia tu lengua sobre mis labios… Ya todo esto además de excitada me tiene húmeda…


Quiero ahora olfatear ese aroma de tu cuello, con la yema de mis dedos acaricio tus orejas, tu escote… Siento tu piel erizarse. Paseo lento con besos desde tu cuello, pasando por tu pecho, por sobre la ropa humedezco con la lengua tus pezones erguidos al tiempo que tomo tus senos con el cuenco de mi mano…


En este punto necesito saber tu aprobación, ¿estás bien? ¿Continúo? Subo la mirada y me encuentro con tus ojos que me imploran baje aún más lo cual me encanta, con caricias y besos llego a tu ombligo al botón de tu pantalón… lo desabrocho… así como también el cierre…


Estoy frente a ti de cuclillas, ¿te percatas que ya te estoy adorando? Siento como mi vagina va humedeciéndose poco a poco sólo de tocarte, así mirándome hacía abajo, ¿te has dado cuenta ya, que llevo una tanga para ti?


Comienzas a pasar tus dedos entre mi cabello, yo descubro tu lencería debajo de tu pantalón… lo voy bajando poco a poco por tus nalgas y al tiempo lamo sobre el algodón de tu braga, no sé si tu humedad será ahora mucho más que la mía, pero disfruto el sabor que se traspasa por la tela, el aroma que emana… Sí, ahora es cuando me pongo de rodillas…


Bajo delicada y completamente tu pantalón, tus pies desnudos lo patean un poco más lejos y al hacer ese movimiento me permites tomar uno por la planta, acariciarla, subir por tu pantorrilla… pasar mis uñas despacio por detrás de tu rodilla provocándote un estremecimiento. Al ver esto, hago lo mismo con la otra pierna ahora también haciendo un movimiento de abrir la mano sobre tu rodilla, con las uñas así, acaricio tus muslos… el interior de tus piernas. Me incorporo lento, sin quitarte mis caricias, necesito tocarte, quiero sentir tu flujo entre mis dedos, en mi palma…


Desde tu vagina hundo suave mi índice, sin penetrarte, porque lo sigo haciendo por sobre tu braga, la textura de la tela con mi caricia y tu miel te excita más, lo noto cuando llego despacio a tu clítoris y está erguido. Apoyo mi palma sobre tu pubis haciendo presión… cierras los ojos en señal de gozo y comienzo a frotar lento mientras te guío hacia la sala nuevamente…


Es tanta mi excitación que mi flujo ya ha mojado mi falda y ahora que estoy sentada en el sofá lo notas. La subes hasta mi cintura, acaricias mis nalgas, te ha encantado ver que traigo puesta una tanga, y por ello metes tu mano a mi entrepierna de modo que tus dedos acaricien mis glúteos y tu muñeca me de por el momento el placer.


Tengo que quitarte esa blusa, el sostén, y ahora lo hago con un poco más de desespero… Con tu otra mano, aunque con más dificultad, me quitas la blusa también, no quiero que te quites de mi entrepierna y lo notas cuando te aprisiono con mis piernas, sin embargo, si no te dejo, ¿cómo quedaremos desnudas? Dejaré que me desvistas para entonces poder llenarte de besos…


Así, al despojarte del sostén acaricio tus axilas, mordisqueo tus pezones, bajo en besos por tus costillas por tu cintura, por tu ombligo, te tomo firmemente para acostarte en el sofá… Me ofreces tu vulva a la que yo lamo con prontitud, succiono con mis labios tus labios vaginales, tu clítoris… gimes controlando la respiración, el calor, la piel…


Me corren en la cabeza millares de posibilidades pero hoy quiero hacerte disfrutar, así que poco a poco subo de nuevo mis besos a tu boca, pruebas tu sabor en mis labios y yo voy incorporando mi clítoris erguido sobre el tuyo…


¡¡Del solo contacto te entra un escalofrío!! Me abrazas con tus piernas y meneas tu cadera para darnos fricción, yo empujo la mía para alcanzarte aún más profundamente. Te como a besos, suelto tu cabello, tu espalda se yergue… subes más tus movimientos, empujas con tus piernas mis glúteos para hundir nuestros labios vaginales aún más en la otra. Tomo tus nalgas lo que hace que nos friccionemos aún más…


Nuestra piel se enchina, gimes, jadeas, respiras fuertemente, sé que contienes el grito… atraigo más a mí tu cadera y es ahí donde das un grito de placer que se confunde también con el mío. Hemos llegado juntas al clímax.. y yo trato de contenerlo por unos segundos más apretando mis piernas y con ello tu clítoris, contrayendo mis labios vaginales…


Unas gotas de sudor corren por tu frente, un suspiro va recorriendo tu pecho hasta salir por tu boca. ¡Dios! ¿Tú sabes que es la Gloria?


Vas bajando poco a poco tu espalda al sofá y yo acompaño ese reposo acurrucándome en tu pecho. La lluvia suena suave en la ventana, la ropa a quedado regada, cierro lo ojos para escuchar tu latido que es fuerte, fuerte… respiro tu aliento dulce… Después de unos minutos te vuelves a mí, y sonriendo, diabla, me preguntas… ¿Quieres helado?


(Por cierto, en la cuestión de la indiferencia y la esquives, ganaste).


 
 


2 comentarios:

  1. Siendo como soy, un hijo de la chingada (y no me atribuyo tal condición, Octavio Paz me la endilga), abomino de los modismos ajenos, en tanto que reflejan costumbres e idiosincrasias igualmente ajenas. Vaya, que lo guarro del relato me pone a mil, tanta cachondería junta y además perversa, wow, MOLAAAAAAAAAAAA!
     
    Dejemos la parodia. Ayuda mucho al texto el no abundar demasiado en el aspecto físico de los personajes, sino en su sensualidad. Mi crítica está hecha, supongo.

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  2. Vaya sorpresas se lleva uno...sin proponermelo estoy inmerso en tu lectura y me invaden vibraciones de real sorpresa..tu relato hace que uno quiera ser mas ni menos que el helado de ron...estar presente como espectador y ser deliciosamente consumido despues de haber combinado toda la energia de los cinco sentidos en esa union magica....if you know what I mean...
     
    Enorme¡¡¡
     
    Alex

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