...Y todos se quedaron solos, ermitaños, en silencio...
Pero un día, aquel sentimiento de querer sentirse con alguien, compartido con alguien, volvió surgir.
Un soñador fue en busca de una soñadora y al encontrarla no pudo más que sonreír, se le acercó y murmuró a su oído un “hola.”
Ella, sorprendida , supo que en esa palabra había más que un simple saludo: era la primera palabra pronunciada desde que el mundo pretendió querer callar, y en esa palabra, sino se trataba con cuidado, crecería poco a poco una nueva condena...
Cada día una nueva condena cuando dos soñadores chocan...
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