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domingo, 13 de diciembre de 2009

Donde está mi corazón


Entre la distorsión del disco, la música estridente o el falló de las bocinas, habrá que encontrar el ligero galope de tu mirada incisiva, habrá que encontrar la tonada de un acorde insistente, habrá que encontrar.


Por que, cerrando los ojos, sólo una persona puede convertir a la gaviota en gata, a la gata en humana y a la humana en pensar... Quien puede detener el tiempo en un abrazo de viernes, ¿quién puede? ¿quién puede? ¿quién puede?

Habrá que encontrar la pista borrosa de una premonición de ensueño y viaje, para poder responder, entonces, ¿quién soy yo?

A él, al preferido, le sobran razones para dejar pasar, le sobran razones para no permitirse amar, le sobran reclamos, le sobran las muertes, le abundan, le abundan las lagrimas que yo aún no he podido llorar.

Pero tampoco se lo permite, ¿sabes? Es encantadora su entrega a la rectitud... y al quedarse callado...

Cuando sonríe... se te encaja el pétalo pequeño de un crisantemo, justo en medio de tu propia sonrisa, que te hace enmudecer...

¿Y que le diré entonces? Cuando por fin abra la boca, quiero decir, ¿qué le diré? Un “vuélveme a callar otra vez, vuélveme a callar otra vez...” solícito

¿Dónde está mi corazón? En ese extremo, el raciocinio todavía falta... jeje: todavía falta...





Uno viejo, como todo lo que ando posteando aqui (hasta no escribir cosas nuevas), pero muy a tono con las situaciones.

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