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martes, 18 de diciembre de 2012
Penélope
Espero por costumbre, porque hace años que fue lo único que aprendí a hacer bien.
No es que tenga ya un motivo: porque los motivos mueven y yo me he detenido. No es que tenga una esperanza. Sólo espero, ya sin expectativa...
No es que tenga ya un motivo: porque los motivos mueven y yo me he detenido. No es que tenga una esperanza. Sólo espero, ya sin expectativa...
miércoles, 3 de octubre de 2012
miércoles, 5 de septiembre de 2012
Toma sólo lo necesario y vámonos...
"Me ha costado un poco más que decidirme
a no buscarte en otros cuerpos para borrar mis cicatrices,
a no ocultarme en mis heridas para no dar el corazón,
a no pensar que todo un mundo se ha perdido entre los dos...
Me ha costado un poco más que el desengaño
de saberme entre las filas de los que no mueren de amor (...)"
... pero nuevamente habrá que tomar tan sólo lo necesario y marchar...
sábado, 14 de julio de 2012
Lo único que gané
Así tengas las mejores intenciones la gente siempre sospechará de ellas, sospechará aún cuando sepan que ellos mismos propiciaron tus acciones, de hecho desconfiarán más de ti aquellos que hayan actuado mal en otras ocasiones: en este mundo -capitalista- nos han enseñado así, y hoy en día aplica mucho más el dicho "el león cree que todos son de su condición".
Ten cuidado porque aquellos que tengan la necesidad de creer en algo o alguien por costumbre, por lealtad mal entendida (aquella que se da por el tiempo en que conoces a la persona en lugar de por sus acciones), o por inadaptación al cambio te atacaran: pensarán que escondes algo, que hay algo o alguien macabro detrás tuyo manipulandote, que ganas "algo más" que la simple satisfacción de estar haciendo lo correcto.
No importa, mientras tus acciones sean realmente limpias y honestas, la vida se encargará de demostrar quien realmente eres a las personas que pueden valer la pena . Mientras tanto tú sigue caminando, aprendiendo, crece y escala sin abusar de nadie. Date cuenta que en la vida no se puede tener todo pero pese a lo que puedas perder todos los días estarás evolucionando.
"Ay, amor: lo único que gane fue esta sonrisa. (En memoria de todo eso que perdí)" Gabriela Almanza,
27 de enero del 2005.
La historia de este dibujo fue que tras entregar toda mi confianza y fe a J, C me inculpo de algo que ella había hecho y J le creyó a ella y no a mí: después de todo la lealtad y credibilidad se la debía a ella debido al tiempo que llevaban juntos, debido al tiempo que llevaba de conocerla, ¿qué credibilidad podía tener yo a quien apenas conocía hacía 4 años? Me resigne a perderlo a él pero me negué a desechar todo el aprendizaje que había conseguido después de 4 años: lo que me estaba sucediendo jamás me volvería a suceder.
Así pues dibuje esto con todo el dolor de mi corazón: quería retratar una sonrisa que se mantuviera en mi rostro, no sólo en el dibujo, y lo que me salió fue una sonrisa cínica que J interpreto más tarde como la afirmación de que en efecto había ganado "algo más", que tenía intenciones secundarias que no eran amarle precisamente sino más bien -tal vez- dañarlo a él y a quien entonces era su mujer; las escaleras y el hecho de que la chica estuviera en ellas como presumiendo, le colmaron de rabia: lo interpreto como que lo había utilizado y que yo era una trepadora... ¿trepadora de qué? me pregunté ¿yo que gané? Y salió el titulo del dibujo: "Lo único que gane fue esta sonrisa".
Tiempo después (no recuerdo ya con exactitud cuanto) tanto J como C regresaron a mi vida y la verdad se supo por fin. En algún momento salió a flote el tema de mis dibujos y sólo entonces ambos se dieron cuenta que las escaleras tenían grietas, estaban incompletas y no se miraba hacia donde se dirigían, de hecho... guiándonos únicamente por lo que muestra el dibujo, podrían conducir a un abismo (al que de hecho en ese entonces tenía muchas ganas de llegar).
Lo que quería denotar con todo el dibujo era que el aprendizaje se da así: era mentira que lo único que yo había ganado era una sonrisa, también había ganado la experiencia. La actitud infantil de los pies de la chica mostraba esa actitud de "sí, escondo algo y no te voy a decir que es", al mismo tiempo sus manos y actitud corporal invitaban a "anda, quitamelo, a ver si puedes" y con la sonrisa adornandole culminaba en la intención de "y en efecto: obtuve algo y voy por más". Las escaleras de piedra maltrechas y con grietas te decían que el conocimiento es así: duro, difícil, doloroso, inamovible, perdurable y entre más obtienes escalas, creces, pero lo cierto es que nunca sabes a donde te va a llevar...
Este dibujo, por cierto, fue el digno monumento y reconocimiento a todo aquello que perdí por haber elegido el camino que elegí, entre esas cosas, claro está, estuvo la completa y plena inocencia.
lunes, 30 de abril de 2012
domingo, 5 de febrero de 2012
Vacaciones imprecisas
VACACIONES IMPRECISAS
El reloj de la sala ha dado las cinco de la tarde, ha tocado la melodía que por más de cincuenta años ha llenado el silencio de la casa y después, como un competidor que en una carrera se ha detenido a caminar, vuelve al sonido de su péndulo: tic, tac, tic, tac...
Izquierda, derecha, izquierda, derecha: Los ojos de doña Julia miran pasar el péndulo de un lado a otro, sintiendo que el movimiento acompasado la lleva consigo.
Don Rafael, con su ahogada tos, acostado en un sillón, observa a su Julia contemplando el tiempo, y se pregunta si acaso se encontrará esperando, con ganas de no hacerlo, el instante horrible en que se quede sola, sin él.
Era una mañana clara, cálida, tan sonriente como la niñita que corría fuera del auto de sus padres hacia el mar. Julia se desprendía de sus zapatos, su vestidito y sus calcetas, saltaba y reía al ver a sus padres tratando de alcanzarla, miraba la playa enorme y la unión del azul del cielo con el del mar, unión de la que brotaba, casi sin que Julia lograra entender, un sol amarillo-anaranjado que comenzaba a llenar de movimiento al pueblo.
Don Rafael se levanta y dirige sus pasos hacia la silla en la que se encuentra sentada su eterna niña, su eterna Julia. El péndulo marca, tic, tac, tic, tac, el lento caminar de don Rafael. La pequeña Julia sigue saltando, sigue corriendo y el sol la alienta a seguir así; la espuma del mar ha llenado ya los pies de Julia y esto le provoca una paz indescriptible, una sensación de que todo esta bien, de que puede jugar y jugar y este será un instante que no terminará.
Doña Julia ha apoyado su barbilla en su mano, don Rafael la ve sonriente y con los ojos cerrados, y se pregunta en que estará soñando. Se sienta junto a ella, esperando, esperando.
Izquierda, derecha, izquierda, derecha, el péndulo acalla la tos ahogada de don Rafael y su Julia esta con él, mirando el mar, empapados de sol, y dejando que sus pies descalzos respiren la blanca espuma.
El reloj de la sala canta las seis, pero el péndulo no llena el silencio con su tictac y no hay respiración ni latido que lo sustituya. El tiempo se ha dormido y doña Julia y don Rafael, han viajado hacia el mar de Veracruz para disfrutar de la serenidad de unas vacaciones imprecisas.
Fotografías del blog De la luz, la sombra y tú ...
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