Populares
-
Y después de superar el miedo de estar solo, el miedo más grande que hay que enfrentar es el miedo de estar acompañado... 18 de octubre 2...
-
Sí!!! "In blogspot.com" jejeje. Pues sí, dado que hotmail ha decidido ya no pagar un hospedaje de un servicio que no le daba muc...
-
Mi “novia” tiene nuevo afecto y yo me siento un poco extraña. Le llamo “novia” en privado y por cariño, es uno de los rezagos que nos ha ...
Páginas
viernes, 18 de julio de 2014
My inception
´
P.D. Nunca entenderé la música como tú lo haces, nunca escucharé la música como tú lo haces...
Mi Atlas de las nubes
martes, 8 de julio de 2014
Noticia...
Publicado el 7 de julio en Facebook.
Y... no están ustedes para saberlo ni yo para contarlo (de verás que no lo estoy) pero el día de hoy Carmen y yo cumplimos -oficialmente- 6 años de estar juntas. Y digo "oficialmente" porque extraoficialmente, quienes nos conocen más de cerca y en particular a mí, sabrán que esa cifra es incierta: Carmen y yo hemos gozado de beneficios mutuos (léase sexuales), hemos vivido juntas, hemos conformado una amistad en tiempos en los que, dentro de esos 6 años, NO ERAMOS PAREJA... Es decir, extraoficialmente Carmen y yo estaríamos cumpliendo tal vez tres años, si descontaramos aquellos en los que no la consideraba mi pareja o... tal vez sólo 2... pero entonces esos los habríamos cumplido en junio, fecha en la que decidí ser realmente su pareja una vez que ella me dijo buscaría "convertirse en la persona que yo necesitaba".
En fin, que para términos prácticos, decidimos, ambas, yo explícitamente, ella implícitamente, que el 7 de julio sería nuestro aniversario (decisión apenas tomada hace 1 año), dado que fue el día en que, como ella misma dijo "le cambié el cassette". Ahora bien... esa no es la noticia, sino más bien, la confirmación de aquella que ella, anoche, decidió dar a conocer: he decidido firmar con ella ese pequeño papel en el registro civil que dirá somos un matrimonio...
Y ahora sí, se valen las caras de sorpresa, el estado de shock, las exclamaciones ¡¿tú?! Sí, yo... y yo por ser yo es que me he decidido a escribir este estado y convocarles a él. Yo, en pleno uso de mis facultades mentales, conociendo las luchas por el reconocimiento al concubinato entre personas del mismo sexo, estando de acuerdo en lo problematica que resulta la institución del matrimonio he tomado esta decisión y quiero platicarles por qué.
Provengo, como muchos, de un hogar disfuncional, que por principio comenzó como un matrimonio disfuncional, y yo, en el momento en el que supe que existía el divorcio rogaba secretamente porque mis padres tomaran aquella reparadora decisión, pero no pasó. En su lugar mis padres padecieron el "debe ser" del patriarcado donde mi padre era el proveedor y mi madre la mujer que ya no era mujer, sólo madre y esposa. Creía entonces que el matrimonio de mis padres no funcionaba porque no había amor, y contaminada del romanticismo de las películas, series y demás, adicta a ello por decir lo menos, supuse que yo podría hacer aquello diferente: que mi matrimonio con el hombre soñado no fracasaría porque él y yo nos amaríamos hasta el fin de los tiempos. Daaaah! Esa era la idea más errada que me traía mi adicción por el amor romántico y aún cuando mis padres terminaron separándose yo aún continué creyendo que yo podría hacerlo diferente.
Carmen por su parte, proviene de un matrimonio que ha sabido llevar el deber ser a buen termino, tienen más de 40 años de casados y ambos parecen conformes con su papel dentro del matrimonio. Yo ya no me atrevo a hablar de amor en relaciones ajenas, pero supongo que si los miembros de una relación están a gusto con dicha relación algo debe haber y punto. La cosa es que, en efecto, este hecho, el que el matrimonio de los padres de Carmen haya perdurado y el de mis padres no, nos hacen a Carmen y a mí, bastante, bastante diferentes: Ella aún considera el matrimonio como la gran muestra y declaración de amor, yo, ya me divorcie de esa idea y creo, que independientemente de que dentro de un matrimonio haya amor, la firma de ese contrato tiene que ver con aspectos sociales y económicos. Punto.
Como se ve, a estas alturas de mi vida, a punto de cumplir 32 años, yo no estoy en contra del matrimonio: estoy en contra de las razones alucinatorias y enajenadas que llevan a las personas a él, razones que las encausan en expectativas que jamás se realizarán (al menos no en el modo en que creen), comprometiendo su dignidad y bienestar físico y emocional a cambio de lo que creen "amor verdadero", y es ahí donde hace unos años, cuando Carmen me pidió-ofreció matrimonio yo tuve que retractarme: Ajá, retractarme (léase: ya le había dicho que sí y después le dije que siempre no).
Pero bueno, para eso... lamentablemente tengo que dar a conocer un poco de la historia de Carmen y mía, y digo lamentablemente porque a ella no le gusta recordar esta parte de "nosotras", de ella misma, pero yo, yo tengo que tenerlo presente y quiero dárselos a conocer más por las "felicitaciones" que recibí el día de ayer ante el anuncio de Carmen.
Carmen y yo llevaremos 6 años de relación de "pareja", pero tenemos poco más de 10 años de conocernos... y el "conflicto" es... cómo nos conocimos: Carmen era novia de un cierto chico, y ese cierto chico y yo nos gustamos. Nos enamoramos, nos obsesionamos, cogimos, nos abandonamos, nos reencontramos, nos despreciamos, nos comprometimos a casarnos, dejamos eso de lado, rompimos, intentamos ser amigos... y nunca funciono...
Mientras tanto, Carmen siempre estuvo presente, siendo la novia celosa, siendo la ex que no era ex sino un free, siendo la espectadora, siendo quien me acompañaba... Pa' que se entienda mejor: por muchos años yo fui el frijolito en el arroz en la relación de Carmen y aquél chico, yo era la zorra baja novios (a mucha honra, debo agregar), la amante puta (porque dado que Carmen tenía el "puesto principal" yo sólo podía ser amante y puta, la mujer a la que sólo se le busca por sexo), yo era la capillita a la que de cuando en cuando le armaban su fiestecita, yo era "esa".
Y no, no digo estas cosas de mí con alguna especie de desprecio, sino todo lo contrario. Estoy orgullosa de esa parte de mi historia y simplemente me niego a esconderla, porque igualmente si la escondo jamás alcanzarían a entender la importancia de la relación entre Carmen y yo -aunque ella aún quiere esconder todo esto-.
Carmen y yo nos conocimos cuando yo tenía 19 años y ella se hizo mi amiga un poco para cuidar su territorio y "tener al enemigo más cerca" y un poco porque efectivamente le llamaba la atención. Su novio hablaba de mí como la mujer más loca y extraña que conocía hasta ese entonces, la que por todo le discutía, la que le resultaba por demás interesante y Carmen tenía ganas de saber si efectivamente yo era para tanto. En nuestra educación no pudimos más que competir y ella, teniendo las cartas "más valiosas" en muchas ocasiones pasó por encima de mí, yo, creyendo en la monogamia se lo permití, pero cuando la vida nos dio el chance de que yo estuviera en su lugar yo no me comporte igual: había aprendido a aceptar que ella existía y que él -según yo- siempre la mantendría en su vida. Así sin darme cuenta estaba yendome por el camino del pensamiento poliamoroso.
Sin embargo, yo tampoco fui una santa, pues, se dio el caso de que él, la manzana de la discordia, se fue y aunque teníamos promesas de por medio (que no se cumplieron), esta ausencia nos permitió a Carmen y a mí entablar una relación propia, que extrañamente termino siendo una de pareja, el caso fue que desde ese lugar por 3 años aproximadamente me encargue de hacerle sentir a Carmen todo lo malo y podrido que ella me había hecho sentir previamente y ella,aún no sé si por paciencia o culpa, lo soporto. Llegado un punto me cansé y decidí ser su amiga, dejar venganzas y demás para más que otra cosa apoyarnos mutuamente, entonces ella logro verme ya sin sus expectativas y me conoció y después de un año así resolvió que sí podíamos ser pareja.
En este momento llevamos un año comprometidas en la relación, y me refiero comprometidas en el aspecto de ser mutuas amigas, escucharnos, ayudarnos, enseñarnos, amarnos, y crecer ya, sin ninguna venganza, daño o creencia patriarcal de por medio, pero claro está, tampoco es tan fácil.
Queremos ser madres y hemos resuelto que en poco menos de año y medio nos embarazaremos, sin embargo, caí en la cuenta de que sea quien sea la que se embaracé la nueva personita podría carecer de lo que alguna de nosotras le pudiera dar, por esta tontería de trámites y reconocimientos... Y luego está este asunto de que legalmente ninguna de las dos puede, si se diera la ocasión, decidir en la salud de la otra o ayudarle en esos trámites. El camino rebelde sería apoyar el concubinato y buscar el reconocimiento de este entre nosotras, pero después está el nivel coloquial, mundano, nuclear de la situación: su familia no acepta nuestra unión.
Amigablemente dicen no tener nada contra mío, que les caigo bien y todo pero por principio yo para sus hermanas no soy su pareja porque no le tengo su ropa y comida lista a Carmen, mi casa es un desorden, en pocas palabras: no soy una esposa. :D Sinceramente desisto de serlo :D, el desorden de mi casa implica mucho más, implica que estoy interesada en otras cosas y el tiempo no me alcanza; Carmen y yo lo tenemos bien hablado y estamos a gusto, son cosas que se van reparando en el camino balanceando bien el tiempo, pero por esta y otros comentarios más severos me di cuenta que dada la ocasión podríamos tener problemas al momento de ejercer derechos como son la información de su salud si esta información dependiera de su familia, o la negación al reconocimiento de un futuro hijo... No sé si me estoy dando a entender.
Detrás de la decisión de casarnos en efecto, está la idea que Carmen aún mantiene de que "es la máxima demostración de amor" y mi idea de que es un contrato que, si no funciona, podemos terminar: ideas que podrían o no reconciliarse, pero al cabo coinciden en que ambas tenemos la voluntad de llevar esto a cabo. Detrás de esta decisión está el hecho de que en estos más de 10 años hemos evolucionado y que sí, veo en esta alternativa una herramienta muy grande para apoyarnos, darnos soporte la una a la otra, pero también está el hecho de impedir que esto sea el baúl donde pueda ser olvidada nuestra historia, nuestros principios y nuestro ser. Yo no sé Carmen, pero aún después de la firma de ese papel yo seguiré siendo poliamorosa, bisexual, artista, activista desde mi trinchera, rebelde y agente de cambio en todo aquello que me lo permita. Yo seguiré siendo aquella con la que su ex le puso el cuerno, aquella que aprendió por tanto a ver que el amor romántico no lo es todo en esta vida y que de hecho nos hace daño, aquella que ha decidido creer en un amor más extenso.
Y yo no sé ustedes pero considero que esto no se merece un "que sean muy felices" porque cómo le dije a alguien anoche: yo ya soy feliz. La felicidad es un estado en el que elijes estar, no una meta y esto, esto no lo hago para ser feliz. Omitan, por favor, cotorrearme con que sí "ya me atraparon" porque en dado caso yo también habré amarrado a Carmen: esto es un compromiso de dos vías, no es que ella vaya a tener obligaciones conmigo, ¡es más! Que fastidio ver esto como que nos estaremos obligando. Esto lo hacemos para respaldarnos y en cierto punto si ya no quisieramos hacerlo cualquiera estará en el libre derecho de pedir que esto se deshaga. Gente, me ha sorprendido que con el feminismo y las consignas y aprendizaje que nos han dejado en la Marcha y grupos en que participamos haya habido quien se sintiera ilusionado al ver la noticia: me ha dado la impresión de ser la actriz de un final de telenovela que todos ustedes esperaban. Ya estamos grandes, no pequemos de inocentes.
Y sí, ya sé, Carmen me acusará de quitarle el romanticismo a toda esta cuestión y sí, me acuso de ello: Le quito el romanticismo pero no el amor, esto efectivamente es un acto de amor porque queremos protegernos legalmente la una a la otra, esto es conducido por el amor, pero ojo, no se confundan: no es el amor. El amor es ese que Carmen y yo hemos estado construyendo todo este tiempo, limando asperezas, dejándonos conocer, perdonandonos, alentándonos y aceptandonos, aceptando por ejemplo nuestros distintos procederes como yo el que ella hizo anoche y ella el mío con esto publicado.
Y bueno, sí, el evento lo estamos proyectando para diciembre, y aún no decido si lo celebraremos o no, si todos entendemos que no es por algo romántico puede que sí, por lo pronto os he enterado, que no se diga que es un chisme porque al rato me inventan que Gabriela no es como ella se dice.