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viernes, 7 de diciembre de 2018

I’m a Bojack

Me he vuelto a meter a una crisis existencial similar a aquella de la que entré a los 8 años y salí a los 28. Aquella era una crisis del #QuienSoy, cuestionaba, claro, la relación de mis padres, si había un lugar para mí en la vida y la supuesta solución de que al encontrar el amor de mi vida y tener hijos yo tendría sentido.

Construí toda una ideología romántica que sustentaba mi solución, mi moral implicaba ser sacrificada, paciente, buena en la cama: una “mujer” en todo el sentido dictado por la norma.

Las circunstancias, creía, me habían sido desfavorables : había otra gente a la que seguro la fórmula sí les funcionaba, lo que pasaba conmigo era mala suerte o el modelaje de mi persona estaba errando: seguramente por algún lado había un manual que me diría por dónde estaban los pasadizos y o atajos secretos, la cosa era encontrarlo.

Y supongo que lo encontré, aunque no me hizo la vida más fácil sino que me obligó a revisar mis pasos y tomar las riendas de mi vida. Ya era suficiente de buscar culpables y fórmulas mágicas: todo lo que me sucedería a partir dependería de mis decisiones.

Paulatinamente este mismo manual me obligó a mirar desde otra perspectiva mi vida y en lugar de esperar a que otros respondieran por los daños que me habían hecho decidí construir con lo vivido mis propias lecciones con una moral más valemadrista. Hasta ahora esto me había funcionado por al menos 5 años   25/10/17

Llegó bebé y todo lo cambió. "Ha desmadrado todo" fue lo que pensó MamáB. Ignoró un poco lo que pretendía al escribir enesta entrada: se que no se sentía del todo a gusto con su papel de madre. Decir I'm a Bojack era verse como este personaje en el capitulo "Fish out of water". Toda impedida emocionalmente y sin embargo encargada de un bebé. El capitulo la describía perfectamente, pese a lo que todos pudieran pensar de ella como "buena madre": desde su incapacidad de hablar, hasta sus impedimento para pedir disculpas y sus lagunas emocionales. Intentó salir con todo pese a todo. Como buena madre quiso haeer todo sola y colapsó. Esta fue una entrada intento de pedir auxilio pero como muchas otras cosas se tragó su necesidad. Escribo esta nota el viernes 7 de diciembre siendo las 4:00 am, intentando dejar constancia de estos hechos, ahora que las aguas se han calmado un poco después de la crisis del 29 o 30 de noviembre (no tenemos bien el dato, han sido días largos, confusos y llenos de información). Tengo la impresión de que... no volverá a salir al público. Acá estamos llegando a la unanimidad de que es lo mejor: hay que encargarle cosas muy precisas y específicas para no saturarle, cualquier otra solicitud sería demasiado para ella. Tal vez es sólo cuestión de limpiar un poco su psique... pero la verdad es que contrasta demasiado con el resto de nuestro interior. Como sea le seguiremos cuidando.

Compersión

Mi “novia” tiene nuevo afecto y yo me siento un poco extraña.

Le llamo “novia” en privado y por cariño, es uno de los rezagos que nos ha quedado del amor romántico: decirnos “novias” permite sentirnos juntas, comprometidas y meternos un poco al infantilismo que en otras relaciones parejiles se materializa con palabras como “amor”, “bebé”, “cariño”, “ositx” y así… En nuestro “novia” ha sido desactivada la propiedad y la promesa de casorio, no gratuitamente, que quede claro:  por cinco años cuestionamos y destruimos nuestros mandatos y roles de genero,  los volvimos a armar a nuestro gusto, los volvimos a desarmar, los miramos despanzurrados, cada una se sintió perdida sin tener manual de comportamiento, tomamos conceptos, los resignificamos, los aderezamos y nos pusimos a jugar con ellos. Fuimos y somos amigas en nuestros cimientos (que son como un lego de piezas infinitamente diferentes pero hemos logrado encajar), fuimos compadres (en un estricto comportamiento masculino y mayate) y luego de una larga cadena de desgracias, buenas vivencias, aprendizajes y otras relaciones somos compañeras: un par de iguales que reconocen que se necesitan, enriquecen y abonan a la otra. Nuestra relación no es nada ingenua: sabemos que nos requerimos en aspectos económicos, políticos, emocionales, sociales, fisiológicos, de hábitat  y por cada necesidad y abono nos cuidamos, platicamos y avanzamos de maneras (después de buena chamba) lo más equitativas posibles.

Hace poco más de dos años, (a pesar de ser poliamorosas desde que nos conocimos y tener planteado que cualquier persona se podría sumar a nuestra relación por cualquiera de los dos nodos que en ese momento constituía nuestra relación), nos percatamos que todos los conflictos que habíamos tenido con intentos de relaciones “paralelas” era porque, a pesar de nuestros esfuerzos, seguíamos viviendo con jerarquías a nuestro alrededor: la gente insistía en ver dentro de la relación una dominante y una sumisa, una victima y una victimaria, una poderosa y una subordinada… y que al enterarse de lo “armoniosa” que era nuestra relación rápidamente nos subían a un pedestal. Éramos un caso de éxito de pareja monógama jerárquica, aunque no éramos monógamas y pretendíamos no ser jerárquicas. Se relacionaban con nosotras como algo “exquisito” “maravilloso” que “no debía ser roto ni perturbado”, es decir, no se relacionaban con nosotras, sino con la construcción que se hacían de nosotras. Decidimos entonces tomar el toro por los cuernos y “constituirnos” como “pareja base”: nos planteamos, juntas, ser una planicie, una plataforma para las otras personas que se relacionaran con nosotras, si tanta era la insistencia de subirnos a un pedestal y admirarnos nosotras tomaríamos el pedestal, lo achatariamos hasta crear algo plano donde otras relaciones pudieran jugar gustosamente con nosotras, divertirse, aprender, amar… entre iguales… Hasta que se cansaran y quisieran buscar una relación monógama con otra persona o bien nos dieran las gracias por lo aprendido… tal vez, eventualmente, llegaría alguien o “alguienes” que quisieran formar una horizontalidad y sumarse a nuestra verdadera dinámica…

Así cruzamos por una etapa en la que fuimos 5 en la relación: otra pareja y una chica soltera que quería formar un vinculo individual con las otras personas.  Cruzamos por meses de hermosas platicas hasta altas horas de la madrugada, queriéndonos y admirándonos les unes a les otres, jugando, enriqueciéndonos, construyendo. Hasta que un evento decisivo nos invadió: La llegada de un bebé. Ya habíamos hablado de toda la situación y la teoría de criar en un conjunto de cinco parecía viable, pero en el planteamiento uno de los miembros de “la otra” “pareja” necesitaba que ciertos requerimientos fueran llenados, entre ellos los más importantes era que el bebé debía ser, genéticamente, de ellos, “la otra pareja”. El otro miembro sin embargo, no sentía esto tan importante y ante la noticia del embarazo de mi parte asumió de lleno el reto. El último elemento de nuestra relación de cinco, la chica “soltera” decidió guardar un papel más bien de tía en la crianza del humanito en formación. Los sucesos del evento fueron descarapelando lo que hacia fuera parecía una genuina relación de pentágono y al poco tiempo nos quedamos 3 en el compromiso de la crianza. Por un buen tiempo, pese a que las tres personas que quedamos éramos amigas de tiempo atrás, en ciertas circunstancias pareció que eramos 2 + 1, es decir, mi novia y yo más nuestra amiga que se estaba constituyendo como nuestra compañera. Estos procesos tampoco son gratuitos… La verdad no entiendo porque la gente insiste en creerlos mágicos.

La relación de tres madres lleva en este momento casi 26 meses: el embarazo y la edad de bebé. El evento ha modificado a todas en lo particular y ha constituido gran parte de nuestra relación en conjunto: somos, por definirnos de un modo entendible, amigas que se aman y mamás, mamás con diversos papeles y roles en la crianza, porque explicaciones más, explicaciones menos, dentro de nuestra relación no reina la atracción sexual en todos los nodos. Luego, cada nodo ha guardado relaciones “externas”: unas que no se vinculaban de modo directo a la crianza, por tanto nos fuimos constituyendo como tres y bebé…

Así pues la nueva novia de mi novia es algo nuevo y particular.

Ha sido hermoso y rápida la conexión entre ellas. El como se habían quedado a platicar en las madrugadas y los temas que alcanzaba a escuchar que hablaban me recordaron un poco a como yo hablaba con mi novia en un inicio.: ella no suele hablar de ciertos temas con cualquiera. Comenzaron a abrazarse casi sin percatarse y pronto ella le dijo a mi novia que le gustaba, cuando mi novia ya me había comentado que ella gustaba de la otra. Hablaron de duración y profundidad en la relación, de la participación en la crianza de bebé, bebé no era impedimento, no había ningún pero, al contrario, todo era suma a lo que acá todas ya hemos sembrado. La coincidencia fue hermosa y tan mágica que de a ratos, en estos días dudo de ella: ¿esto está realmente pasando? Son como ese par de zapatos que calzan perfectamente, una fila de latas acomodadas simétricamente y delineadas en el supermercado, colores armoniosos en una acuarela que guardan una línea blanca entre el entintado. Mentalmente me siento a mirarlas. Desgracias a parte he pensado… que mañana podría morir y mi espacio, de algún modo, estaría “ocupado”: ella se parece a mi novia y se parece a mí y no lo menciono de manera narcisista. Siento que vibro con ella, y lo chistoso es que contrario a lo que piensan de las relaciones poliamorosas, en que todos deben gustar de todos, yo no necesito que ella guste de mí de manera sexual o “romántica”. La relación, el vinculo, es de “mi” “novia”. Mi novia le ha nombrado novia y ha sido raro: que la nombre con el nombre cariñoso que nosotras nos formamos me hace sentir, de cierto modo, participe de la relación, pero más me da gusto de escuchar que “mi” “novia” ha logrado una conexión tan dulce con otro alguien. Mi extrañeza también se observa en mi deseo de que les sea duradero, mucho: que puedan enriquecerse, que se gusten todos los días, que crezcan (que crezcamos, todas), que ella se sienta parte de todas nosotras, que bebé le nombre, que puedan tener ratos a solas, juntas, para que puedan conocerse y compartirse más, que se quieran, que se amen, que todas nos sintamos bien con todas, que se cuiden, que nos cuidemos…


Escrito el jueves 29 de noviembre del 2018 a las 19:50. Antes de una crisis de identidad.

P.D.  al 7 de diciembre del 2018:  Nada es gratuito