Mientras tanto, en el abismo... todas las que alguna vez fuimos se arremolinaban.
Pronto llegamos todas, cada una era como un grano de arena.
Había susurros nuevamente, incontrolables. -¿Alguna vez los controlamos?-
La luces volvían a lastimarnos como dagas. - ¿Es cierto que en algún momento dejaron de dolernos?-
Dejamos de sentir la diferencia entre el sueño y la realidad. -¿En serio pudimos?-
En esta realidad me sentía rosa, aguada, como una gomita de pepto bismol.
Como la carne molida y los rostros de The Wall...
De nuevo las sombras, de nuevo las "cosas esas" moviendose muy rápido.
Había que estar quieta.
Pandora por fin había roto nuestra caja de desgracias.
La esperanza venía incluída. La esperanza venía incluída. No había escapatoria.
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