PRIMERA PARTE
He estado cabilando mucho sobre este asunto toda mi vida: si amar es dar y querer es disfrutar, que el amor es lo más grande y querer lo más pequeño, que si a tu pareja la amas y entonces a otras personas sólo puedes quererlas, que si "casi todos sabemos querer pero pocos sabemos amar, y es que amar y querer no es igual, amar es sufrir (o sea!), querer es gozar..."
He pensado y he pensado, desee sentir eso que en las películas me mostraban y cuando sufrí al vivirlo me enorgullecí de ello, porque entonces yo SÍ SABIA amar... pero no.
Alejado del tema de las parejas, siempre he tenido una crisis de vocación: cuando muy niña quería ser maestra de kinder... Mis maestras del kinder, desde lo más profundo de mi corazón (recuerdo) me cambiaron la vida, eran dos hermosas mujeres quienes según mis recuerdos se llamaban Irma y Bety. Irma era una mujer pequeña, delgada con una nariz respingada que vestía muy a la moda de los ochenta: blusas de manga larga y hombros anchos y tacones -a lo mejor sea que mis recuerdos sólo archivaron su vestimenta de días de fiesta y por eso digo que siempre usó tacón, pero así la recuerdo-, llevaba el cabello corto y usaba siempre los colores café, beige y verde opaco en su ropa. Su actitud como maestra era un tanto severamente dulce: muy disciplinada y logrando en todos la misma disciplina: silencio cuando había que hacerlo, separación de momentos de diversión y descanso cuando eran adecuados...
Bety por otro lado era otra cosa, su cabello era lacio, oscuro y largo, su piel era blanca y su cara tenía muchos agüjeritos, la recuerdo vestida de azul con un delantal, muy similar a la imagen comercial de Alicia en el país de las maravillas porque además gustaba de recogerse el cabello con una diadema, siempre una diferente pero siempre una diadema. Era dulce y se admiraba por todo, había pedido a los papás que le llevarán una carpeta que cada quien adornó como quiso, la mía era azul y tenía gatitos y cada vez que terminabamos un trabajo hacía que lo guardaramos ahí o ella misma lo guardaba señalando que ahí se encontraba: por alguna razón eso me hacía sentir que mis trabajos eran muy, muy importantes y entonces la maestra Bety me significaba un montón de felicidad.
Bety fue mi maestra antes y por dos años consecutivos, Irma fue mi segunda maestra y la del tercer año. En mis tiempos no se estilaba que los niños asistieran a la escuela desde los 3 años: eran muy pequeños, pero la maestra Bety me recibió, pues después de un año de terapia fisica tras una meningitis que me atrofió lo suficiente como para no poder caminar, hablar o moverme en lo absoluto, mi mamá había logrado que yo caminase y volviese a hablar, so... era muy importante que recibiera estimulación y los doctores recomendaron que me metiera a la escuela.
Yo no recuerdo nada de cuando estuve enferma, ni siquiera el tortuoso año en que mi mamá se empeñaba 3 veces al día a darme terapia física. Tampoco el día en que por primera vez me levante ayudada por mi hermano, todo eso me lo han contado ellos. Para mí la vida comenzó el día que entré a la escuela, en esa recepción amplia, con la visión de los salones con ventanales que dejaba ver a todos trabajando en el interior, con ese techo bajo y los baños hechos a mi medida y claro, la maestra Bety que todo me celebraba. Y por alguna razón, en mi mente se tejió la idea de que toda esa magia era posible gracias a las maestras. Así pues, yo quería ser maestra.
Pero crecí y el mundo se hizo más amplio y muy pronto me di cuenta que había gente que esperaba cosas de mí, pero cosas muy vagas a decir verdad: mi papá pensó que podría hacer música cuando un día me encontró haciendo anotaciones de las teclas de su órgano (había identificado que sonoban distinto y similar cada cierto número de teclas y eso me impactaba), luego, al ver mis ansias de hablar me recomendó que escribiera, mi tía me regaló un primer diario y me dijo: escribe y eso intenté. Mi tía nos llevaba a mi hermano y a mí al parque y yo escuchaba "mira", mi papá me ponía música y me decía "escucha".
Luego, por alguna razón vi que ser maestra no era algo muy apreciado, al salir del kinder, en la primaria, todos las odiaban y ellas nos odiaban a nosotros: tenían tanto fastidio en su rostro que sólo un par de ellas eran adorables. Luego, veía a mi hermano y su gusto por querer mostrarle cosas nuevas a sus amigos y a ellos despreciarlo... por otro lado, cuando mi familia hablaba de que yo quería ser maestra me veían con una ternura burlona que no me gustaba. Ser maestra era duro y no lo quise más. ¿Pero entonces qué querer?
Observe a mi mamá, observe a mi papá: ambos habían abandonado sus sueños, y de mi padre ni siquiera sabía cuál era ese sueño, jamás lo supe dicho sea de paso. ¡Mi padre tenía tantos talentos! Dibujaba, fotografiaba, escribía poemas, filosofaba, tocaba el órgano y la guitarra y escuchaba tan bien la música que podía sacar las notas de una canción con sólo oírla (esto sin contar su talento enorme y facilidad para las matemáticas, la física y la química) , pero jamás estudio para sacar el potencial de nada de eso y tampoco creó nada. Hay sólo un par de poemas deambulando todavía por la casa, y un par de dibujos que le regalo a mamá cuando quería que fueran novios, pero por ejemplo mi mamá le regalo un estuche de colores profesionales y aunque yo lo encontré gastado nunca he visto los dibujos en que se utilizaron, y a pesar de que tenía tan buen oído nunca escuche alguna rola compuesta por él, en realidad creo que éstas nunca existieron.
Mi madre por su lado quería estudiar y en su casa, con la familia que tuvo, el tiempo y lugar donde le toco crecer, tenía dos opciones: maestra o enfermera. Eligió ser enfermera porque descubrió -como yo años más tarde- que el ser maestra era una profesión ingrata y ella quería estudiar, salir de casa, ser independiente y claro, reconocimiento. Así pues, se empeñó en estudiar y sacar la carrera de enfermería, pero de nuevo la familia y el tiempo que le toco vivir le impusieron otras cosas: ser mamá.
Ella lo deseaba, desde siempre, según cuenta, pero aún hoy, cuando lo cuenta me pregunto, ¿y si le hubieran dado otras opciones? Claro, esto es hipotético, ESO NO PASO. Lo que paso fue que le dijeron que ella como mujer debía casarse; de hecho a los 14 años lo único que se esperaba de ella era que se casase y formara una familia, feroz, ella se rebelo y quiso estudiar; y entonces mi abuelo, su padre, accedió a darle estudios a cambio de que no saliera con su "domingo 7", expresión que asimismo tampoco le explicaron, ella sólo sabía, como ella misma cuenta, que "no debía dejarse tocar, porque una vez que la tocaran perdería", así pues con 16 o 17 años de edad, estudiando ya la carrera de enfermería, un día, un novio de aquél entonces la beso por primera vez, ella sintió tal exitación que creyó que estaba embarazada, que era esto a lo que se referían con "ser tocada y perder". Sus amigas estudiantes de enfermería se burlaron de ella y le explicaron los por menores de como "se hacían los bebés" y entonces ella lo supo: no debía tener sexo y no debía salir embarazada.
Así esto, terminó la carrera, se tituló, dejó a aquél novio y a otros tantos y llegó el tiempo en que comenzó a vivir en la Ciudad de México, lugar que eligió asimismo para alejarse de lo que se esperaba de ella en su pueblo, porque con 22 años de edad ya era una quedada. Se enfocó a su profesión y tuvo un par de pretendientes con pareja o casados a quienes no peló porque aunque ella no lo quisiera en su educación aún estaba el tener que casarse y de blanco, además.
A los 24 años, más o menos, conocío a mi padre, pero ella estaba de novia con un amigo de él y de hecho mi padre no estaba en su radar. Ella visitaba a una amiga en una casa de Cuernavaca donde uno de los hijos de esta amiga acostumbraba llevar a sus amigos, emborracharse
y hacer desmadres. Fue ahí que el amigo de mi padre se fijo en ella y la hizo su novia, y ella lo acepto a pesar de que el hombre no era de su estilo. Meses más tarde de comenzar la relación con Fernando -era su nombre- mi madre tuvo sexo con él, sexo por primera vez en su vida y resultó embarazada.
En esa situación decidió no decirle nada al susodicho y practicarse un legrado. Mi madre cuenta que el sexo con Fernando fue una experiencia bastante decepcionante: había decidido tener relaciones sexuales con él para salir ya de esa situación en que era criticada: ser virgen, lo que paralelamente se le exigía, de hecho.
Ella no lo cuenta así, sólo hace mucho énfasis en que la experiencia fue aburrida y un tanto fastidiosa, claro, conforme he ido creciendo y ella ha asimilado la situación me ha contado más detalles. Al principio la parte del aborto era una vergüenza, de hecho la primera vez que tuve información de ello no fue porque ella me lo dijera, sino porque ella se lo dijo a un doctor en una consulta y yo, para ese entonces, ya sabía lo que era un aborto. Esa fue la palabra que utilizó "aborto" y yo me horroricé porque todo en mi contexto me decía que eso era malo, muy malo, además, mi contexto me decía que mi madre sólo debía haber tenido sexo con mi padre, entonces... ¿cómo había sucedido aquello? ¿Mi madre había abortado un hijo de mi padre? ¿mi madre había abortado un hermano mío? ¿mi madre había matado a un bebé? (¡!)
No entendía y en la secrecía con que lo manejo yo no me sentí con derecho a preguntar sobre aquello, pero de nuevo, conforme fui creciendo se me revelaron los detalles. Mi madre sentía mucha vergüenza por el legrado, pero al mismo tiempo se sentía aliviada por haber tomado esa desición: de haber continuado con el embarazo se habría encadenado a una persona que no deseaba -porque con Fernando sólo hizo pareja para ver que pasaba-, con la que además la experiencia del sexo era aburridisima y ella pensaba que si la gente hacía tanto barullo al respecto entonces era porque debía haber algo más escondido ahí, ella simplemente no se resignaba con pensar que el sexo era para procrear (y dicho sea de paso, en su terreno, abrío caminos, y le agradezco que haya pensado que el sexo se disfruta y me lo haya transmitido). Aunque algo "turbio" la empujó también a aquella decisión: Si ella no abortaba perdería el apoyo de su padre, sería la deshonra de la familia y probablemente sería obligada a casarse y tal vez, incluso obligada a dejar su carrera. Y esas cosas no estaban a discusión.
Mi madre tenía 24 años, ya había terminado la carrera, trabajaba, vivía por su cuenta y aún así temía que su familia le diera la espalda. La sola idea de procrear un hijo de un hombre a quien no amaba y no deseaba debía ser suficiente para decidir no continuar con el embarazo, la sola idea de truncar sus deseos también (esas razones para mí serían suficientes), porque su cuerpo era (y sigue siendo) suyo, por que su cuerpo era (es) ella y al ser ella la única posibilitadora de sus deseos era la única de elegir y seguir viviendo como ella quería, pero esas razones, no fueron suficientes y entonces, el último criterio que utilizo para decidir fue seguir siendo lo que su papá esperaba de ella.
Así pues, eligió, pero lo guardo en secreto y para su papá y mamá "siguió siendo la hija perfecta". La cosa era que a pesar de todo fuerzas y deseos ajenos a ella se remolinaban a su alrededor, y fue así que mi padre decidió buscar a mi madre, apenas semanas después de que mi madre abortara. Ella continuaba saliendo con Fernando, y mi padre lo sabía, pero, -según supe después- Fernando le había compartido la experiencia de haber tenido sexo con mi madre a mi padre y entonces, ambos decidieron que mi madre "era fácil".
Mi padre se empeño en poseer a mi madre: la quería y estaba dispuesto a hacer todo lo que estaba en sus manos para obtenerla, le llamaba, la esperaba después de su trabajo, le llevaba regalos y poco a poco incluso compartió con ella "lo más profundo de su corazón", sus desdichas, sus deseos frustrados, sus llantos y fue entonces que mi madre cedió, ya había dejado a Fernando pero la creencia de no deber andar con un amigo de él le impedía aceptar a mi padre, pero cuando mi padre le dio toda su desdicha, mi madre, pum! cayó.
Y es que a ella como a mí, como a mi padre, (y como seguro a ti que me lees), nos enseñaron que "amar es sufrir y el que ama su vida la da" y mi madre creyó estar enamorada y que mi padre estaba enamorado de ella.
Lo curioso es que esta parte del cuento no me la contó mi madre, sino mi padre en uno de esos ratos de lucidez que podía tener sin una borrachera de por medio. Al contarme esto me miro sin mirarme: estaba viendo otra cosa, me dijo:
"yo quería a tu mamá, era guapa y con una piernotas -E hizo un ademán de figura de mujer y tomo a esta figura de las nalgas con un gran deseo- e hice todo por tenerla, le lleve regalos, la esperaba después del trabajo y después de mucho insistir ella me acepto, no sé por que me acepto, si yo estaba roto, a lo mejor para coserme, yo creo que por ser enfermera quería coserme, pero aún ahora no sé por que me aceptó.
Ella andaba con otro sabes? Y yo se la baje, le he reclamado mucho a tu mamá de que me engañó con Fernando pero la verdad es que ella andaba con él, tu mamá no tiene la culpa, yo la busqué porque el Fernando ya me había dicho que se la había cogido y pensabamos que era fácil, de hecho él estaba de acuerdo en que yo me la cogiera y yo nomás quería meterle el pito, porque este wey ya me había contado que se la había cogido. Yo no la quería, yo nada más me la quería coger, pero ella me arropó y conoció a mis padres y me case con ella, después los tuvimos a ti y a tu hermano y yo no los quería, trate muy mal a tu mamá cuando estaba embarazada de tu hermano, pero cuando lo vi me deshice al verlo, era tan pequeño y bonito, pero nunca supe como tratarlo, aún ahora no sé. Creo que la he cagado con él, lo regañe por tomar mi guitarra y luego me arrepentí y le compré la suya, toca bien, eh, el otro día le escuché una canción suya y me sorprendí, pero se calló, no me la quiso enseñar, es como tú con tu diario: te encierras y te ves bien metida y no le enseñas a nadie.
Eso me recuerda a cuando tu madre se embarazó de ti, yo quería que te parecieras a mí y quería que fueras niño y aposté con tu abuela, y perdí: no eras niño y no te pareces a mí, eres más fuerte y decidida y eras niña. Estuvo bien que fueras niña, a lo mejor si hubieras sido niño te hubiera puesto a competir con tu hermano y ustedes se llevan bien, eso es bueno, pero todo lo arrasas a tu paso, tu padrino Ernesto no sabía que hacer contigo, ni siquiera era tu padrino tú te apropiaste de él, dejabas a un lado a Miguel Ángel y te lanzabas a abrazar a tu padrino ¡padrino! Gritabas, te lanzabas a sus brazos y Miguel Ángel se quedaba todo sacado de onda. No creo que lo hicieras adrede, tú eres así, cuando pequeña no querias que te ayudaramos, te ponías los zapatos y nomás te oiamos "papus!" gritabas y salías con los zapatos al revés, y por lo mismo no sé como tratar contigo, parece que no me necesitarás, es como ahorita, tú me apoyas a mí cuando yo soy el papá (en aquél momento quise decirle, pero sí te necesito! y sólo alcance a llorar). Ya ves? nomás te hago llorar (y sonreí, le tome la mano para que me agarrara la mejilla y limpio mis lagrimas y sonrío :) ).
...¿Ves? No sé como llegué aquí, con una hija y un hijo tan grandes a quienes no conozco y con tu mamá a la que creo que nunca quise y nunca ame, ella sí me ama, pero yo a ella no. Y luego está Enedina, ella tampoco me amo, ahora me pregunto sí yo la amé a ella..."
Aquella declaración última me saco totalmente de onda, Enedina fue la mujer con la que mi papá engañó a mi mamá años antes, situación que puso al descubierto la falta de amor entre mis padres, pero lo curioso era que mi papá utilizo la palabra "querer" para referirse a mi mamá. Creo que había descubierto algo que no atinó a describir o tal vez sólo estuvo a punto de descubrirlo... Yo en aquél entonces me deprimí por escuchale "querer" y " amar" en una misma idea usadas de forma tan confusa, pero más que otra cosa sentí compasión por mi papá, tanta que hasta sentí que traicionaba a mi mamá...
Cuando me dijo aquello le dije "divorciate, papá, divorciate", ya enteriormente habíamos tenido una plática similar donde le había dicho que si él creía que Enedina era su felicidad fuera con ella, pero en las dos ocasiones obtuve la misma sonrisa como respuesta, una sonrisa que me miraba con piedad y ternura como diciendo "no sabes nada", salvo que en esta ocasión me confeso "Enedina andaba con otro, lo supe cuando le llame después de haberle dicho a tu mamá. Creo que era casada. Me contesto su marido y me dijo que no le volviera a llamar, por eso no me fui, pero no se lo digas a tu madre".
Y eso... me dejó sin aliento, no supe que decirle y no sabía que sentir, por lo mismo no hablé de esa platica nunca con nadie: de algún modo los caminos de mi padre estaban cerrados y ahora lo veía, supe el por qué de su tristeza y su abandono. Dos años después de eso murió, consecuencia de su descuido de por vida, lo que yo denomino suicidio lento. Durante su vida, hizo muchas cosas y no hizo nada: Estudió ingeniería electromecánica pero no terminó la carrera, solía hacerle los exámenes a sus amigos o compañeros desde la primaria a cambio de unos pesos que le garantizaban al otro un 8, un 9 o un 10 según la tarifa, a otro precio solía hacerles las tareas. Después de un tiempo los mismos weyes que le pagaban por tener buenas calificaciones se titularon y lo despreciaron porque él no lo hizo.
Él decidió no terminar la carrera por berrinche y orgullo: berrinche porque mi abuelo se negó a seguir pagando sus materiales y aunque mi padre podía haber costeado la carrera con su pequeño negocio de hacer tareas era más poderoso el deseo de demostrarle a su padre que le estaba arruinando la vida. Luego, mi madre le ofreció ayudarle para que la sacará y él no quiso por qué ¡¿cómo su mujer le iba a pagar la carrera?! Puesto así, mi padre y madre se ennoviaron y fueron felices saliendo a pasear con el otro y cogiendo (porque además encontraron que entre ellos ese asunto era espectacular) durante dos años, hasta que se les ocurrió la grandiosa idea de vivir juntos.
Decidieron comunicárselo a sus respectivos padres y lo siguiente que supo mi madre, fue que, durante la visita con sus padres, cuando el mío se entrevisto con mi abuelo para plantearle la idea de que querían vivir juntos, mi abuelo le dijo que él quería que se casaran y de un memo que informaba que iban a vivir juntos mis padres salieron comprometidos: mi madre era una soltera de 26 años de la que ya se daban habladurías, mi abuelo debía casarla y que mejor que con el hombre que ella quería y venía a presentarle. Mi madre se saco de onda y molestó por la decisión que tomaron mi padre y el suyo sin consultarle pero al cabo de unos días cedió a la idea: después de todo estaba en su educación, ella debía estudiar, casarse y luego tener hijos.
Mi madre y padre se casaron y él no tenía empleo, aunque ella sí, no vivieron en una casa a parte porque los padres de mi padre insistieron en mantener a su retoño en su casa: si había un cuarto libre ¿por qué vivir en casa a parte? Y en esa casa vivieron por más de 4 años. Los dos primeros años fueron para mi madre una mediana tortura, los criticaban por vivir prácticamente para "hacer el amor", ella trabajaba y él buscó empleo: lo que ganaban era exclusivamente para disfrutarlo en salidas al cine y restaurantes, pero al cabo de un tiempo mi padre comenzó a preocuparse, ¿por qué mi madre no se embarazaba? Llevaban más de tres años teniendo sexo sin protección y el embarazo no sucedía, a ella no le preocupaba, después de todo, los hijos vendrían cuando tuvieran qué, pero las reacciones de mi padre le angustiaban, él se pensaba estéril o la consideraba estéril a ella: sin saberlo mis padres se estaban sumergiendo en la enseñanza de que el propósito del matrimonio - y la pareja- era tener hijos.
Así pues, mi madre fue a una consulta con el ginecólogo y resulto todo correctamente, al poco tiempo quedó embarazada: resultó que su cervis estaba un poco cerrada y la revisión del ginecólogo ayudo a que ésta se abriera, quedando embarazada prácticamente al instante. Suena curioso, no? Más curioso fue que mi padre al enterarse del embarazo le exigió a mi madre que lo abortará y la acuso de querer tener el bebé para "atraparlo".
Mi madre por su cuenta no encontró motivo alguno para abortar: la exigencia de mi padre venía de la estupidez de considerar que si mi madre ya lo había hecho una vez podía hacerlo de nuevo. Como si la decisión de abortar la tomará una mujer a la ligera. La cosa es que mi mamá ya se encontraba en otro punto de su vida: ya había cumplido con todo lo que se esperaba de ella, excepto, eso sí, el ser madre, así que decidió tenerlo.
Lo veo y lo comprendo: ni mi hermano ni yo eramos otra vida, no eramos alguien a quienes se les iba enseñar el mundo, eramos el cumplimiento del deber que a mis padres se les había impuesto. Mi madre estaba en toda la disposición de cumplir con el deber, mi padre dudaba: Su cabeza estaba llena de temores, temía que su hijo heredara el cromosoma de más que su hermano había tenido (síndrome de Down), temía que al llegar los hijos él no pudiera hacer nada de lo que deseaba y su gran problema es que no sabía lo que deseaba en realidad, entró en pánico y simplemente quería detener el tren que había abordado, pero ese pinche tren no iba manejado por él, ni por mi madre, de hecho: iba manejado por el sistema, quien ya los había hipnotizado y dicho lo que debían hacer. Mi madre se dejó llevar y a mi padre lo obligaron: ambos salieron jodidos en el viaje.
SEGUNDA PARTE
Durante nueve meses mi madre fue sometida a las exigencias de la madre de mi padre y su cuñada. Mi madre tenía 2 trabajos y decidió conservar los 2, cuando mi hermano nació se encontró con que nadie estaba dispuesto a ayudarla "el hijo era de ella, ella se había empeñado en tenerlo", pero logró que mi tía se apiadará de vez en cuando y le ayudará a cuidar a mi hermano mientras ella iba a trabajar, aún así al momento de su llegada del trabajo el bebé le era entregado y se le obligaba a cumplir con su rol de madre. A ella no le importó: estaba gustosa de hacerlo, pero a los pocos meses volvió a quedar embarazada, esta vez de mí y entonces padeció aún más.
Mi padre, en esta ocasión "la obligo" a tener al bebé "este es el mío" decía, "y lo vas a tener por que lo digo yo", ella por su parte se reía: nunca paso por su cabeza deshacerse del nuevo bebé y así decidió seguir con el embarazo, pero... ¿quién podría tener 2 trabajos y 2 bebés sin ayuda? Se le dio a escoger, eligió ser madre, dejó su trabajo y profesión a pesar de que estaba a punto de obtener una mejor plaza, y por 14 años se olvido de sí misma.
Visto así se pudiera pensar que mi hermano y yo estuvimos sumergidos en una guerra donde estábamos puestos el uno contra el otro, siendo el arma que sostenían contra el otro nuestros padres, pero mi hermano y yo nunca hemos estado en guerra. Mis padres nunca nos pusieron en competencia, afortunadamente, tenían altas y bajas, pero lo que nos dieron nos lo dieron al parejo en cuestión material y también al abandono sólo que en distintas presentaciones: mi hermano fue abandonado por ser incomprendido y yo fui abandonada por ser demasiado fuerte. Al final lo destacable de todo es que ese abandono ha sido sólo una vivencia que sí nos marco pero pasó, la cuestión es que sin querer absorbimos cosas de nuestros padres con las que hemos venido luchando durante toda nuestra vida.
Una vez los hijos puestos en la mesa de juego mis padres se pusieron a jugar a ser la familia: Mi madre fue madre y mi padre, padre, ella dejo el trabajo y se dedico a la casa y cuidado de los niños, él buscó un mejor trabajo y buscó ascender dentro de él: era vendedor y muy bueno, por cierto (pero, bueno, ¿en el sistema que no se puede ser sino vendedor para sobresalir?) , el mejor de sus trabajos fue en una metalúrgica que fabricaba y comercializaba piezas para las maquinarias de otras industrias, el trabajo de mi padre consistía en encontrar a los clientes y convencerles de que la empresa en la que trabajaba era algo que ellos necesitaban y mi padre fue tan bueno que pronto ascendió. Ganaba muy bien, pero nunca entendió para que servía el dinero, vivimos gastando pero aún cuando ya vivíamos en una casa aparte ésta seguía siendo propiedad de mi abuelo: mi padre jamás buscó independizarse y tampoco hacer suya la casa que habitabamos, nunca quiso hacerle ningún arreglo y los arreglos que se hicieron fueron autoría de mi abuelo o mi madre.
Mi madre, como madre, no podía opinar y trabajar en un trabajo propiamente dicho: tomaba "chambitas" para "ayudar" en el gasto porque como buen padre que jugaba a ser grande mi padre no sabía manejar el dinero: entre más ganaba más gastaba en juergas y diversiones, en las que nos incluía, sí, pero nunca pensó en hacer más, mi madre, por tanto -y acostumbrada a una independencia que se le había ido- vendía cosméticos, oro y recipientes herméticos para llevarse la vida.
En la primera parte de mi infancia mi padre por su trabajo, vivía ausente. Llegaba a casa después de 12 o 14 horas de trabajo o bien cada tercer día o fin de semana, cuando eran fines de semana la casa se convertía en fiesta, pero no entre nosotros: entre él y sus amigos que se juntaban para emborracharse juntos.
Era una vida común, estoy segura: pienso que muchas otras personas han vivido o viven así, no por nada se inventó el síndrome del padre ausente (del que hay que hacer hincapié que es un pinche invento) del que yo aún no estoy muy segura si padezco.
Años más tarde mi padre dejó de trabajar en esa metalúrgica para entrar a otra empresa con un giro semejante, en la que subió hasta convertirse en gerente, pero entonces enfermó de neumonía y tardo un año en recuperarse, durante ese tiempo recibió incapacidades, pero al regresar a trabajar fue despedido. Le dieron su liquidación y otra persona en su lugar habría podido hacer mucho con ello pero no él. Vivimos cerca de un año bien con ese dinero de la liquidación, tiempo en el que no buscó ningún trabajo pues la convalecencia lo dejó sin poder caminar bien. Mi padre se convirtió en otra persona: del maniático al trabajo se convirtió en el imposibilitado pero buen padre, en aquél entonces tuvimos un buen acercamiento donde creo, nos dejó ver mucho de él a mi hermano y a mí, al acabarse la liquidación pasamos un año más sin que él tuviera trabajo, sostenidos con la ayuda de mi abuelo y las pequeñas entradas de mi mamá.
Luego, un amigo le informó de un trabajo en Toluca y mi padre se embarcó a él, mi madre entonces decidió volver a trabajar, pensando en que con la entrada del nuevo trabajo de mi padre y el de ella "por fin viviríamos bien". Habíamos vivido bien, por mucho, mucho tiempo, teníamos salud, teníamos casa, ¡pero no vivíamos! Algo pasaba y yo no entendía muy bien qué.
Paralelamente me hacía ideas, anhelos y expectativas del amor de pareja. Veía que algo entre mis padres no funcionaba y adivinaba que esa era la razón de nuestra jodidez, pero ignoraba qué carajos era. Apenas hace unos días entendí.
TERCERA PARTE
¡Nos han mentido! ¡Nos han desarticulado! Nos han enajenado para ser funcionales a este sistema en el que vivimos, no para ser funcionales para nosotros mismos. Ya sé, piensas que ahora me voy a venir con las teorías conspiranoides y a decirte que debes huir o debes luchar, pero no, yo no soy así. Si algo debes conocer de mí es que acostumbro a quedarme, de algún modo u otro: incluso cuando dejo un lugar, a una persona o una idea, me la llevo conmigo. Las enseñanzas que en ese lugar encontré, la iluminación que esa idea me dejó o las experiencias que esa persona me ofreció me conforman, se vuelven mías y por tanto vienen conmigo y por lo mismo jamás las abandono. A veces una idea sustituye a otra, pero entonces hago un comparativo y cargo con las 2 o 3 y dependiendo de la situación me conduzco con una u otra.
Hoy, pese a mi gran introducción vengo a contarte algo que recién he descubierto, tomalo si quieres, no lo tomes si consideras que no debes hacerlo. Mi introducción así, tan personal y a primera vista tan fuera de contexto, tiene una razón de ser, leela completa o no la leas, este es un regalo que traigo para ti que me encontraste en la red o que me conoces desde hace años, es un regalo que tengo que hacer porque esto que he descubierto te sirve y si no lo comparto podría perderse. Igual podrá perderse si no lo tomas, pero del mismo modo seguirá aquí mientras la red lo permita y hasta que tú decidas tomarlo, aún si nunca decides hacerlo. Tomalo o no lo tomes, que te lo regale no significa que debes recibirlo, sería una tristeza si pasa así, sí, pero estás en toda tu libertad de decidir...
Ahora bien, dejame decirte que... Nos han enseñado a pensar que querer es malo, porque es sinónimo de ambición, la ambición lleva a la codicia o la envidia y éstas son un pecado y aunque no creas en un Dios (debería decir religión) que castigue o vea a estas como pecados propiamente dichos, vives en una sociedad que nos enseña que lo contrario es lo loable: debemos ser humildes, debemos conseguir las cosas por "nuestros propios méritos" y lo curioso es que ese camino de ser "humildes y conseguir las cosas por nuestros propios méritos" nos ha vuelto egoístas y egocéntricos.
Y es que piensalo, ¿todo lo que has construido lo has hecho solo? ¿en verdad? Por primera instancia no naciste de la nada: una hembra y un macho humanos debieron producir dos células y debieron tener sexo para crearte, a lo mejor fuiste una producción in vitro, "un humano de probeta", pero entonces, para que existieras debieron existir esos dos humanos que crearan esas células, haber sido descubierta la fecundación in vitro, haber existido la teoría de que eso era posible, personas que lo descubrieran y personas que lo llevaran a cabo: eres producto no de la nada, eres producto de algo más.
Pensando en tus vivencias, tus pensamientos, tus creencias, tus experiencias, tus emociones, fue necesario que existiera un lugar, personas que te enseñaran la posibilidad del raciocinio, personas que te enseñaran que eras capaz de sentir o que te ayudarán a nombrar esos sentimientos, esas sensaciones, esas emociones y te ayudarán a identificar la gran gama de estos que puedes llegar a producir, aún cuando tal vez sólo te hayan enseñado a sentir odio, o tristeza o decepción por ti u otros, alguien te enseño que era eso: Tus emociones, tus creencias, tus principios, fueron dados por alguien más, incluso si no te enseñaron a nombrarlos: para que lo pensarás, para que lo sintieras, tuvo que existir una intervención de algo o alguien para producir esto en ti. No es tu mérito únicamente, no has hecho las cosas solo o sola, has sido ayudado, ayudada, por alguien más.
Si logras entender esto, quizá puedas lograr ver, que así como te enseñaron a ser una cosa -en base también a tus experiencias-, tu tomaste la decisión de hacer "eso" tuyo. En ti está el poder de elegir, pero muchas veces se nos dice que sólo hay sopa de fideo o sopa de fideo, y qué haces? Eliges la sopa de fideo, ¿pero es realmente una elección o se te orillo a tomarlo? Es una elección: normalmente viene de nuestro instinto básico de supervivencia, en el caso de la sopa de fideo la tomas porque tienes hambre y requieres de algo que te la quite, si sólo hay sopa de fideo, optas por comerla y vivir sin hambre, y es que igual no se te ha enseñado que podías ir a buscar qué comer a otro lado.
En el caso de las emociones, creencias o vivencias es lo mismo, si vives con un padre que te ha maltratado toda tu vida y te han enseñado que debes aguantar que te maltrate porque es tu padre tú aprendes aceptar esto: nadie te ha dicho que puedes ser amado, que puedes ser amable (receptivo de amor) y menos te ha enseñado como es ser amado, qué debes hacer tú cuando alguien te ama y que puedes darle a alguien que te ama, además un instinto en ti te dice que esto es lo que conoces y es con lo que sabes vivir, porque igualmente pudieron haberte enseñado a sentir miedo.
Tu instinto de supervivencia real te alejaría de un padre o madre maltratadora, quien te golpeara o te dejase sin comer, pero la sociedad te enseña a que es tu madre o padre y debes amarlo ( por ser tu madre o padre nomás), y entonces tu instinto se adapta "creyendo" que este es el "único camino de vivir" y adopta la creencia de que esa es la mejor manera de sobrevivir: siendo maltratado, y confunde esto con la idea de amor, porque además te enseñan que "amar es sufrir"
¿Pero qué pasaría si alguien te dijera que hay un modo más bello de vivir? Lo más probable es que pondrías resistencia a ello: esto depende de que tan "bien" adaptado o adaptada estés a tu modo de vida -aún cuando este resulte destructivo-, de cuanto estés disponible para cuestionar este modo o de cuanto estés disponible para investigar nuevas cosas. De cuanta disposición tengas al cambio.
Pero de nuevo ahí, también se te enseña que el cambio es malo: el cambio trae muerte, abandono, te "aleja" de tus amigos, te trae nuevas cosas que desconoces y a las que tienes que aprender a manejar: es más lindo y más cómodo no vivir en el cambio, no aceptarlo, ser lo que "siempre" has sido, conservar "tus" principios, mantenerte en "tus" creencias: pero date cuenta, el cambio es imposible de detener. Hace muchos años estabas en la infancia y ahora tienes la suficiente adultez cómo para leer y entender: desde ahí has cambiado, además, en cada etapa de tu vida has modificado tu modo de ver las cosas de acuerdo a lo que te permites o no aprender: puedes haber elegido creer en la teoría de la evolución, o puedes haber elegido creer que a los humanos nos implantaron los aliens en la tierra, como sea ha sido tu elección.
Tú has tomado lo ajeno y lo has hecho tuyo y lo has titulado "yo", la mayoría de las veces lo has hecho inconscientemente, porque "sólo había sopa de fideo" pero si logras ver que en algún punto lo hiciste sin consciencia, en otro punto puedes elegir deshacerte de esto o conservarlo de manera consciente, asimismo puedes optar por aprender cosas nuevas: es tu elección.
El meollo de esto está en el querer, para elegir hay que querer pero como ya te platiqué nos enseñaron que querer era malo. En contraposición nos han dicho que se puede querer a las personas, aunque normalmente el "querer" se aplica a los objetos, de este modo, extrañamente y sin consciencia, cuando decimos querer a una persona la tratamos como objeto.
El querer, asimismo, se usa como un diminutivo del amor "es un amor chiquito": "no te amo, pero te quiero" (consuelate, no puedo amarte, pero puedo tratarte como objeto, tomarte cuando te necesite, aunque no pueda ni quiera compartir nada contigo), "aún no te amo pero te quiero" (al rato te amaré, o cabe la posibilidad de que al rato te ame), "ya no te amo pero te quiero" (se me acabo el amor pero me quedo un asiento -como el del café- en el que aún deseo utilizarte mientras me lo permitas).
El contexto y concepto que nos han dado del querer ha hecho que de un modo u otro nos opongamos a que nos quieran o nosotros a querer. Del mismo modo que nos han engañado con el concepto de querer nos han engañado con el concepto de amar.
Según la sociedad y el sistema amar significa dar, significa sacrificarse, significa esperar, tener paciencia, "quien te ama no te cambia" (frase en la que se refuerza el miedo al cambio), "quien te ama te es fiel" (o sea, el que ama, ama sólo a una persona y así se te dicta la creencia de que sólo puedes amar a una persona, que esta persona tiene que ser tu pareja y por ende a las demás sólo puedes quererlas -tratarlas como objetos- aún si la otra persona resulta ser tu madre o tu hijo, además la persona que es "fiel", por el concepto de fidelidad que se te da, es sumisa, dedicada a tus deseos y " tuya" te pertenece, como un objeto), "el amor es incondicional" (es decir, quien te ama, te amará sin limites, ya sean limites por su seguridad o la suya, está en el momento en que tú quieras, y del modo en que tú quieras, aunque esto te lleve a tratar a la persona que te ama como un objeto aunque ni cuenta te des).
Y de este modo vivimos y nos relacionamos, queriendo equivocadamente y amando equivocadamente. Porque lo cierto es que pocos nos enseñan la verdad de estos dos conceptos: la verdad es que es más probable que tú estés queriendo a la persona que dices amar en lugar de realmente amarla.
CUARTA PARTE
Te voy a contar que esto que te digo no lo digo a la ligera y no llegué a esto sola. Necesite pasar por la relación de mis padres, la añoranza de una persona que me comprendiera (porque yo no me comprendía a mí misma, por tanto de algún modo esperaba que esta persona me definiera y me dijera quien era yo, eso, por cierto, sería la muestra de que la persona me amaba), la creencia de amar a un cierto hombre por más de 10 años y por una crisis vocacional, en el trayecto de todo esto busqué soluciones que me ayudarán a entender qué me sucedía y a decir verdad no relacionaba estás cosas entre sí, por qué ¿cómo una crisis vocacional podría tener relación con mi vida amorosa? En este punto podrías leer o releer la primera y segunda parte de esta entrada y encontrar la relación: la vida de mis padres como pareja tuvo como ver con evasivas y renuncias de sus propios sueños, y con la evasiva y renuncia a su verdadero ser.
Si lees con atención te darás cuenta que a pesar de todo yo sigo cuestionando si por ejemplo la verdadera vocación de mi madre era ser enfermera, con lo que entendí hace unos días entendí que seguramente lo es: porque ante dos opciones ella se inclino por una y la llevo a cabo. Lo cuál es muy, muy importante.
Mi crisis vocacional viene desde muy pequeña, desde que me di cuenta que ser maestra de kinder era motivo de burla y desprecio y decidí alejarme de esa vocación, era muy buena para muchas cosas para el español, para el dibujo, para la administración y las ventas -desde muy pequeña de hecho- también tenía una gran facilidad de reconocer las emociones y a veces hasta de suponer los pensamientos de las personas con sólo mirar sus gestos: empatía; me daba por defender y proteger a las personas que eran atacadas por gente abusiva y asimismo me daba por querer hacerle entender al abusivo que estaba jodiendo. Mi familia pensó que podía ser buena abogada, buena psicóloga, buena administradora, que podía desempeñarme muy bien en recursos humanos e incluso hace poco que hice activismo pensaron que era mi vocación y que había encontrado mi lugar.
Pero entre lo que pensaba mi familia y lo que yo quería no había nada de claridad, durante la secundaria quise entrar al taller de artes plásticas pero no se me dio el lugar, en vez de eso me dieron espacio en dibujo técnico donde me sentía encerrada en las líneas y aburrida de la falta de imaginación que se me exigía. Cuando no logré entrar a este taller supuse que había fallado en la prueba que se me había puesto: dibujar una silla, y entonces pensé que no era buena para ello; aunque en mi casa gustaba de hacer toda clase de expresiones artísticas, collages en su mayoría, o "decoraciones" de mi cuarto con un cierto tema: desde poesías y versos melosos, pasando por el misticismo, mi familia, "el camino recorrido" hasta llegar a significar mi propia imaginación.
Al salir de la preparatoria me llevaron a visitar un taller fotográfico y me gustó, pensé estudiar diseño gráfico pero mi padre me persuadió diciendo que esto era muy poco para mí y yo le creí: tampoco estaba muy segura para qué quería estudiar fotografía. Durante todo ese tiempo me había dedicado a seguir el consejo de escribir un diario y después de un rato opté por estudiar Comunicación y Periodismo para aprender a ser una escritora (pues según esto, los muchos buenos escritores, eran precisamente periodistas), aunque ya estando en la carrera tenía un objetivo personal mucho más privado: quería aprender a comunicarme con mi familia.
Fue en esa temporada, sin embargo, donde cuestione más -a base de poemas chafas, escritos que no tenían género y mis diarios- todo lo que veía alrededor y poco a poco de la nada salió a relucir mi habilidad con el dibujo, sin técnica porque odie el dibujo técnico lo suficiente como para no querer seguirlo y porque además nadie me había enseñado a dibujar con proporciones, perspectiva y demás, sin embargo estos dibujos llevaban muchos mensajes y mucha emoción: mucho significado. Y entonces J, resolvió que yo era artista.
Pasaron muchos años, nunca le creí, pelee por estudiar lo básico de fotografía en la carrera pero se me enseño poco, estudie diseño grafico digital técnico en una escuela básica y seguía sin sentir mi verdadera vocación. Rente mis servicios como comunicóloga muy barato con un psicólogo durante dos años y esto no rindió los frutos esperados, me dedique a sacar una micro empresa y luego otra estudiando lo básico para sacarlas adelante: pero ninguna prosperó.
Estos últimos dos años me dedique al activismo, activismo en sexualidad y derechos humanos, y me gustaba, me gustaba mucho: aprender nuevos temas de mi interés y luego compartir estos aprendizajes con otros... era como retomar mi vocación de maestra, también en esta actividad se veían involucradas mis habilidades administrativas, de comunicación y diseño y creí haber encontrado mi lugar, pero por alguna razón seguía sintiendo que estaba ahí sólo por la promesa del dinero "fácil" (se me decía que se me iba a pagar por dar talleres y aunque recibí un poco de dinero, la verdad e
s que recibí mucho menos dinero del que correspondía al tiempo que invertí).
Además había un problema: yo tenía mucho que decir y no se me permitía hacerlo, al menos no del modo en que yo quería: todas mis sugerencias para "hacer" se veían desde la lupa de lo monetario y aunque era halagador y bueno, en ese proceso mis ideas se veían mutiladas o modificadas hasta quedar irreconocibles, y algo seguía faltándome, sin duda.
En ese punto J volvió a decir que yo era artista y decidió darme el obsequio más grande de todos: pagarme clases de fotografía profesional. La verdad yo no entendía su afán de nombrarme artista, algo despertaba en mí, una cosquillita se sentía cuando él me decía "eres una artista", una cosquillita apenas comparable al día en que él mismo me llamó por mi nombre "Gabriela", él durante años evito llamarme por mi nombre, me inventó un apodo y con él se refería a mí cuando hablaba de mí con otros, y cuando hablaba conmigo sólo me llamaba "tú" o "pinche vieja" y fue muy curioso cuando por fin me nombró: porque solamente entonces mi nombre fue mío, era hermana, hija, nieta o sobrina, me llamaban Gaby, pero en un tono en que no parecían llamarme a mí, ser "Gabriela" en boca de J era como si por primera vez se me llamara a mí, y lo mismo sentí cuando me dijo "eres una artista".
No sé si lo importante sea que J lo dijo, o si ha sido el hecho de que sólo él pudo ver en mí lo que yo era, adivinarlo quizás. Cómo sea, a estas alturas de nuestra relación quiero evitar hacerlo sentir comprometido por haberme dado esos regalos, aunque debo decir que verdaderamente me ayudó a encontrar mi vocación. Me dijo: elige una escuela, yo la pagaré; y no entendía la relación de llamarme artista y pretender que estudiará fotografía: la fotografía y el arte para mí no eran lo mismo.
Pero cosas más curiosas sucedieron: al buscar la escuela encontré una que enseñaba "fotografía y arte" y elegí esa. J se miró extrañado, pensó que elegiría una cosa más técnica pero por alguna razón me sentí llamada hacia ahí, "esa es la que quiero" le dije y él me dijo "de acuerdo".
Y así, de nuevo mi vocación siguió amarrada a mi idea de amor de pareja, porque yo a J, en ese momento, lo seguía deseando como mi pareja, aunque nuestras decisiones, cambios y prohibiciones nos hubieran llevado a ya no poder serlo. Mi problema era más que nada darme cuenta que el descubrimiento de mi verdadero camino implicaba que J me llevará por él, que J me obligará a caminarlo, que J me incitará a recorrerlo y no conforme con ello apadrinará el peaje para transitar por él: pensaba que mínimamente yo debía pagar ese peaje, pero lo cierto es que tampoco estaba en mis posibilidades... en mis posibilidades económicas pero mucho más en las mentales.
Por otro lado algo me molestaba en el modo en que J me daba este regalo, a veces decía que me lo daba porque me amaba, "ya no me amaba del mismo modo pero me amaba" y que esta era la muestra de ello; a veces decía que me quería y esa era la razón por la que me lo daba: porque quería que yo fuese feliz. Tardé, pero logré ver la verdad: J me estaba dando este obsequio para expiar sus culpas, necesitaba que yo fuera feliz para quitar de su cabeza el hecho de que él nunca me quiso lo suficiente como para buscar estar conmigo, que de hecho, hizo todo lo que estaba en sus manos para que yo me alejase de él... y en estas maneras suyas provocó mi desdicha y mi infelicidad. De algún modo ayudarme a encontrar mi camino resultaba una compensación por todo el daño hecho...
Cuando por fin admitió esto me dolió mucho: me hubiera gustado que el regalo hubiera sido dado por verdadero amor y no por culpa o compensación, ¿pero cómo era entonces el verdadero amor? Aunque por otro lado algo en mí se desató para bien: J había hecho algo muy grande por mí, algo que ni él mismo se imaginaba. Me había ayudado a encontrar mi verdadera vocación, mi real razón de ser, no sólo para lo que era buena, ¿cómo describir eso? ¿cómo agradecer eso? Sólo haciéndolo, sólo "siéndolo": porque desperdiciarlo era despreciar a J; y podía hacer otra cosa, porque sabía que se podía hacer algo más, pero no sabía con certeza qué.
Con el paso de los meses me he dado cuenta que J tiene, como yo tejida su vocación al verdadero sentido de amar, que cómo yo ignoraba para qué estaba hecha, él aún ignora para que está hecho, para que es ( no sólo para que es bueno). Por otro lado recién me he dado cuenta que mi hermano padece de lo mismo, lo que me lleva a pensar que hemos de haber demasiados que tenemos tejidos nuestra verdadera identidad, nuestra verdadera razón de ser, con el deseo de ser amados. Y entonces hace poco lo entendí.
Este semestre en la escuela me propuse luchar por mí, por mi vocación. El semestre pasado pague un poco del peaje para seguir transitando por el camino, este semestre, pensé, era diferente: tenía que aprender a pedir ayuda y a recibirla, así que pedí una media beca y me la dieron.
Desde que logré que J admitiera que me había dado este regalo por culpa él ha pensado que yo me alejé de él, porque solía llegar a contarle de mis aprendizajes (es que pensaba que de algún modo también le pertenecían por estar pagándolos él), no era que los compartiera, (compartir es otra cosa), quería entregárselos todos, tampoco por amor, sino por compromiso: Mi aprendizaje no era mío era de él ( él los pagaba, a él le pertenecían: capitalismo puro) pero estaba errada, y cuando me di cuenta que estaba errada comencé a pelear por mí y sin querer active la energía que J había puesto en mí sin quererlo: eso que J ha estado llamando "querer" era por primera vez en nuestros años de relación verdadero "amor", pero ni él mismo lo sabe.
QUINTA PARTE
Mi crisis de vocación continúo hasta hace apenas poco más de una semana, porque fue apenas el pasado jueves 22 de mayo que descubrí lo que YO REALMENTE QUERÍA.
Estaba en mi clase del jueves, donde se me está enseñando los principios del Zen y como lo aprendido aquí es requerido para crear, me estaban enseñando sobre el verdadero ser y se me explicó lo siguiente:
"Nuestro verdadero ser es este yo, un núcleo, que no etiqueta ni juzga nuestras acciones, él simplemente es, porque es su verdadera naturaleza, pero es difícil llegar a él o escucharlo, o reconocerlo porque esta cubierto por nuestras emociones (nuestros sufrimientos, nuestros miedos, nuestras culpas); luego a las emociones las cubren nuestros conceptos de la realidad (lo que creemos que es sufrir, amor, querer, lo que nos dicen que es tal o cuál cosa, nuestro concepto de amistad, nuestro concepto de Dios); a esto lo cubren nuestras consideraciones sociales (aquello que nos indica como debemos utilizar nuestros conceptos, "nuestros principios" o "valores", códigos de comportamiento que son casi siempre reforzados por nuestros amigos o seres más cercanos); cubriendo esto, -y por si llegamos a dudar de "nuestros" conceptos-, está lo que nos dice nuestra familia que es (nuestra familia nos indica cómo debemos comportarnos en tal o cuál situación de acuerdo a sus experiencias); cubriendo esto asimismo está lo que la familia de nuestra familia le enseño a ésta; y cubriendo a ésta se encuentran los valores y conceptos del lugar donde mi familia y nuestro yo se desenvuelve o se desarrolla; sobre esto está la cultura o país en el que te encuentras; y sobre esto la época en la que estás viviendo (porque no "serías" o actuarías igual si, por ejemplo, hubieras existido en la Europa de los años 20's) y por último está la naturaleza, tanto la naturaleza cósmica como la de la Tierra.
Nuestro objetivo es la reincorporación con la naturaleza, con nuestra propia naturaleza, y tenemos la habilidad natural de conectar con esta naturaleza, pero vivimos tan inmersos en las capas que nos rodean que hemos llegado a pensar que toda esa bola es nuestro yo: no somos nosotros los que actuamos, son nuestras emociones, no somos nosotros quienes hablamos es nuestra familia, no somos nosotros quienes nos relacionamos con otros seres, son nuestros conceptos.
Pocas veces prestamos atención a lo que nos decimos a nosotros mismos, porque el sistema nos ha condicionado a no hacerlo: nos alcoholizamos -drogamos-, nos ponemos a ver la televisión, nos conectamos a internet, vomitamos nuestros problemas a nuestros amigos (vamos a contarle los problemas a los amigos, buscamos que ellos nos lo resuelvan pero no tomamos sus consejos, ni mucho menos actuamos para dar solución a nuestros pesares, pero cómo ya le has contado tu problema a alguien te sientes mucho mejor), acudimos al psicólogo, compramos el nuevo celular y la nueva cámara fotográfica porque suponemos que es lo "que queremos" y tener lo que se quiere nos hará feliz...
En otras palabras: buscamos evadirnos, apagarnos o cargarnos en alguien (que alguien más resuelva nuestros problemas), inhibimos nuestros instintos y nuestros sentidos (quienes nos ayudan a distinguir que hay algo mal): hacemos caso omiso de lo que nosotros mismos nos decimos y entonces... Somos parte del sistema que criticamos. "
Después de esta explicación que en realidad fue mucho más amplia, mi profesor le preguntó a uno de mis compañeros, Luis, su opinión al respecto. Éste le respondió que era muy díficil: que vamos por la vida actuando de "este modo", diciendo y haciendo las cosas que nos dicen, actuando como nos han enseñado y creyendo en las cosas que ya aprendimos a creer, es muy dificil pensar que eso no somos nosotros.
Saúl, mi profesor, le dijo a Luis, mi compañero: "sí, lo es, pero piénsalo, ¿hace cuanto que no hablas contigo mismo? Hace cuanto que no te preguntas si esto que estás haciendo eres realmente tú , ¿te has preguntado ¿cómo estás? ¿cómo te encuentras? ¿qué quiero? ¿qué debería hacer? Te has preguntado ¿Soy yo realmente quien está actuando o sintiendo esto o son mis condicionamientos? ...
.
..Somos capaces de dedicar una hora a ver una serie de televisión, tenemos 10 minutos en la sala de espera de algún lugar y en vez de hablar con nosotros mismos nos desconectamos. El tiempo que podrías dedicar a escucharte, a saber que es lo que realmente quieres lo dedicas al celular, a jugar en él o conectarte a Facebook.
...Si vamos al psicólogo somos capaces de pagar a $500 la hora el que alguien escuche y resuelva nuestros problemas: pero el psicólogo va a decirte lo que a él mismo le han enseñado, de acuerdo a su aprendizaje o condicionamiento te va a decir que tal o cuál es el problema y al término de una hora, o 45 minutos si es un psicoanalista muy puntual, te va a decir: se acabo la sesión, nos vemos en la siguiente y tú apenas y puedes haber vislumbrado la raíz de lo que te pasa, pero como sólo pagaste la sesión y el psicólogo tiene otros clientes, tienes que quedarte así. A la siguiente sesión no has trabajado en nada, porque tal vez ni alcanzaste a ver que te pasaba y regresas a lo mismo, te gastas otra hora de tu vida, otros $500 y no avanzaste en nada.
...Y somos capaces de darle 45 minutos de nuestro tiempo a alguien más para que resuelva nuestros problemas, puede ser el psicólogo pero también puedes ir con un amigo que puede estar igual o peor que tú, o tal vez mejor, pero nos dedicamos a vomitarle nuestros problemas y luego, como ya te desahogaste ya no resuelves, siguiendo en la misma. Podemos dedicarle una, dos, tres horas a alguien en el teléfono, escuchándole o haciendo que nos escuche y no somos capaces de dedicarnos 24 minutos, que es lo que te pide la meditación, para preguntarnos, ¿y cómo me siento yo? ¿qué debería hacer? ¿lo que estoy haciendo es realmente lo que quiero? Si me está costando trabajo, me pregunto ¿vale la pena este sufrimiento? ¿es realmente lo que quiero? ¿vale la pena que sea difícil pues a la larga obtendré bienestar o algo bueno para mí?
...Si la respuesta es sí, que sí vale la pena el sufrimiento porque a la larga voy a obtener beneficios, entonces sigo por donde voy, si la respuesta es no, me alejo, pero ya es mi decisión... .
...Pero, ¿hace cuanto que fue la última vez que hablamos con nosotros mismos? ¿hace cuanto que nos dedicamos 24 minutos para escucharnos, para preguntarnos? "
En ese momento, Saúl giro su cabeza hacía mí... Yo lo escuchaba abstraída en mis propios pensamientos y emociones, analizando en mí cada una de las palabras que hablaba y pendiente asimismo de qué estaba sintiendo, algo brotaba en mi interior... "Gaby, ¿tú que opinas?" Me llamó.
Yo voltee a verlo y comencé a hablar, fue una extraña sensación: estaba hablando, era yo y no era yo, quería decir, confesar algo y generalmente, cuando hablo de algo que "me cuestra trabajo", algo muy sensible que viene desde mi más profundo interior, titubeo, me pongo nerviosa, tan nerviosa que siento ganas de llorar: lo noto en el tono de mi voz... Me pasaba en las clases cuando quería participar: en todas, desde algún punto en la primaria, hasta la Universidad, y todos los demás cursos que he tomado, incluyendo en mis capacitaciones en Derechos Humanos o también cuando estuve en la terapia grupal con Eduardo y la Cultura sinacrismo, siempre, en menor o a veces en mayor medida.
Hubo un tiempo que me pregunte por qué me sucedía eso y me respondí que estaba nerviosa, que la gente que me escuchaba me daba miedo, que no confiaba en ellos, pero me seguía sucediendo aún cuando confiaba, por ejemplo con J me pasó muchas veces o escribiendo en mi diario llegaba a sentir la misma sensación. Volví a preguntarme qué me pasaba y después de un rato me respondí que tal vez estaba tratando de aparentar algo que no era; resolví eso, busqué ser quien estaba queriendo aparentar: habilitandome en hablar mejor, revisando mis palabras a cada instante, checando mis intenciones y la sensación aminoro muchísimo, pero de algún modo seguía presente, como el espectro de las pantallas de compu o tele cuando están mal calibradas...
Y entonces volví a preguntarme y esta vez me respondí "tal vez sea que quieres destacar demasiado con tus palabras, ser la más brillante en tus respuestas: piensas que tus compañeros verán en lo que dices mucho más de lo que dice el maestro o la maestra, como si al responder o participar fueras a iluminar a quienes te escuchan, cómo si fueran a ver en lo que TÚ dices, algo que no pudieran encontrar en otro lugar, como si TÚ fueras mucho más lista que cualquiera de ellos o el maestro en sí. Eres pretenciosa, eres muy ególatra: tu problema es el ego".
Cabe señalar que cuando observe esto de mí lo hice con ayuda de lo que el maestro nos dijo en clase de Zen. Hablamos del " camino " y luego nos habló del ego, contrario a lo que en otros lugares se me había dicho, Saúl nos tranquilizó con respecto a este.
El ego -nos explicó en un primer y básico acercamiento - es nuestra capacidad de sentirnos ofendidos. El ego es lo que se despliega cuando algo nos molesta y en lugar de ver la razón de nuestra molestia comenzamos a atacar: Dejamos que la ira nos invada.
"La ira es una excitación personal, una manera de sentirse vivo, dispuesto al combate, poderoso, y sobre todo, protegido por la propia ferocidad".
Eduardo ya me había hablado de algo semejante años antes cuando trabaje con él tratando de dar a conocer la Cultura Sinacrismo, decía que al nacer todos existíamos felices con el sólo objetivo de ser, pero que a raíz de un suceso traumante o doloroso cada uno de nosotros habíamos quedado atrapados en una emoción determinada, que a partir de entonces seguíamos viviendo tratando de reconciliar la realidad con nuestro ideal de la infancia donde habíamos vivido la paz y la felicidad. Desde entonces muchos sucesos dolorosos podrían haber sucedido y todas nuestras emociones habían quedado encapsuladas a tal nivel que nos procurábamos aquellas experiencias que nos hicieran sentir el mínimo nivel de vida: buscábamos las emociones más fuertes y nos enganchabamos a ellas, el enamoramiento, la pasión, la ira o la tristeza profunda, todas con tal de sentir un poquito de diferencia en nosotros, con tal de sentir un poquito de vida.
El objetivo de Eduardo y su Cultura Sinacrismo era lograr que quienes asistieran a sus sesiones de terapia lograramos con su ayuda encontrar nuestra verdadera intensión (nuestro verdadero SER) en cada suceso doloroso, reestrablecer nuestras emociones y por tanto lograr reconocernos y SER. Por supuesto... no tuve mucho éxito en ello pues eso de "ayuda" a mi me sonaba a que él podía mostrarme el camino y yo podía caminarlo sola, me gustaron sus seminarios y el momento en que me ayudo a hacer "mi mapa personal", aprendí mucho de él, pero fallamos en el momento en que yo quise encontrar la formula para andar por aquella vía de "reestrablecimiento y reconocimiento" por mi propia cuenta: estaba segura que yo podía reestablecerme sola y él, por su parte, quería convencerme de que era necesaria siempre su presencia.
Claro está que aquello era de esperarse, siendo un psicólogo ¿de que viviría sin dar terapias? pero al momento de abandonar la terapia me dejó con un pequeño embrollo emocional que tardé cerca de tres años en desemarañar. Supongo que no es necesario platicar que pasó, basta con decir que de ahí aprendí que son pocas las personas quienes te enseñan a que puedes hacer las cosas por ti misma o por ti mismo. La codependencia ( que no hay que confundir con la interrelación o el compartir) es buena para el sistema: nos mueve en un muegano e impide que cada quien desarrolle su autonomía.
En fin, que cuando Saúl nos dijo que "La ira es una excitación personal, una manera de sentirse vivo, dispuesto al combate, poderoso, y sobre todo, protegido por la propia ferocidad", no pude más que darle la razón. De hecho hay ciertas obsesiones que tengo desde hace años con respecto a ciertas emociones o sentimientos: quiero saber que es el amor, que es la culpa y por supuesto la ira. Las explicaciones que Saúl nos facilitó me dieron mucha luz:
"La ira se convierte en un elemento de la personalidad al que te apegas y con el que te sientes poderoso.
Nuestros personajes crean nuestra personalidad que actuamos para que otros nos quieran.
La ira es un poder que saco para obtener de otros lo que quiero o que saco cuando algo no es como quiero.
La personalidad es algo que traigo en la mente (algo que creo de mi misma o mi mismo)
Gritos, violencia, respuestas cortantes, tonos hirientes, fumar, comprar, comer en exceso, dejar de comer, beber, drogarse entre muchas otras cosas son ira. No va sólo contra los demás, va contra nuestras capacidades, genera limitaciones: es una emoción autodestructiva.
No puedes amar con ira ni crear acertadamente con ira, ni mantener tu cuerpo sano. La ira busca caminos para la limitación, la depresión, la esterilidad emocional y creativa y tiene como objetivo la venganza a uno mismo..
La ira es el engranaje del sistema. La creatividad debe tomar el lugar de la ira... "
Y bueno... me estoy alejando del tema, aunque esto de la ira me sirve mucho para explicar lo que entendí del amar y el querer, y lo del ego también. La explicación al respecto es mucho más amplia pero es permisible descatar ciertos puntos para comprender el que entendí que mi problema era el ego con respecto a mi nerviosismo y también en otros problemas.
"El esquema del ego es ratificar las creencias: Entre más grande es tu esquema de ego más grande es tu esquema de autodevaluación, pues el exceso de ego y exceso de autoestima (ajá), con la idea de que somos super importantes, cubren el cuanto no se me quiere ni me quiero: El verdadero YO, no necesita autoestima, el verdadero YO únicamente requiere existir, ser.
El YO es ese que Freud ya había mencionado antes, es el mediador entre el Ello (tus necesidades, emociones e instintos) y el Superyo (las reglas, comportamientos, valores, educación que se te ha dado). El YO debe decidir qué, cómo, cuando, donde, por qué y para qué dejar ser sus necesidades, emociones instintos y demás acorde o no a los valores, creencias o educación que se nos ha impuesto. Esto debe hacerlo de manera natural y conscientemente sin conductas dañinas tanto para sí mismo como para otros, pero generalmente el YO es algo débil en nosotros.
Se nos indica qué está bien y que está mal, como debe ser el mundo y cómo no, qué creer y que no y en lugar de cuestionar todo esto lo aceptamos, así pues en cada uno de nosotros gobierna el Superyo o el Ello, pero pocas veces el YO".
SEXTA PARTE
- Gaby, ¿ tú que opinas?
- Eh? No sé. Con respecto a lo que decías de que hacía cuanto que no nos sentábamos a escucharnos a nosotros mismos yo puedo decir que hace 10 años que no me escucho. Desde la adolescencia escribía un diario y cuando lo hacía releía lo que había escrito días antes porque me daba coraje darme cuenta que había cambiado, emociones que creí eran tan grandes que se iban a quedar de pronto habían desaparecido, fue así que me di cuenta que todo cambia, que nada se queda estático.
Fue gracias a este diario que también cuestionaba las cosas que me pasaban, fue así que aprendí a dejar los celos de lado (en realidad quería decir que entendí mi capacidad de ser poliamorosa) y otras cosas, pero deje de hacerlo hace 10 años y me dedique a otras cosas, tuve pareja y quise dedicarme a ser lo que ella quería y así. Por eso cuando Luis decía esto de que vamos por la vida haciendo las cosas sin saber si somos nosotros quienes las hacemos... yo te iba a preguntar... ¿pero hay algo de eso que sí somos, no? Debe haber algo de toda esa pelota que nos conforma que realmente seamos nosotros...
Porque yo por ejemplo, estoy muy enojada conmigo misma pues me doy cuenta que no me quedo más de 2 años en un lugar. He estado de un lugar para otro aprendiendo muchas cosas, cosas que me ayudarán en otros caminos, estoy segura, pero viendo esto de mí me da mucha rabia conmigo misma, porque entonces no sé si esto es realmente lo que quiero, si lo que quiero es hacer fotografía, pintar, hacer escultura, estar aquí, esto, y esa es mi pregunta ¿Cómo saberlo?
Entonces Saúl me dijo tantas cosas que ahora ya no sé el orden exacto de las mismas, pero algo golpeo en mí para quedarse:
-Equivocarse de camino está permitido, no hay problema con ello, el problema son las evasivas, llegar a un lugar y aprender todo lo que hay que aprender únicamente para después irte.
-¡¿?!- Evasivas... Ya lo había oído antes y sabía que en algo me golpeaba, pero aún no entendía, así que pregunte: ¿Cómo se reconocen las evasivas? (¿cómo saber que estoy evadiendo?)
-Las evasivas se identifican por sus efectos secundarios, tus actos se acaban cuando hay que llegar a los logros en lugar de llegar a la cosecha, una tras otra. Es por ejemplo estos seres a los que aún mantiene su mamá, o digamos que ya no su mamá pero viven de becas. Yo tengo unos amigos que son maestros o hasta doctores, han dedicado su vida a estudiar y viven de eso, de financiamientos y becas, y cuando les pregunto que por qué no escriben un libro de lo que conocen me responden que no, que aún no están listos, que aún hay mucho que aprender... y así puede ser cualquier cosa... ¿me entiendes?
No se describir la emoción que sentí en ese momento, era como si mi verdadero yo hubiera salido por fin en mis clases y por primera vez estuviera hablando con Saúl mostrándose, entendí porque para Saúl era tan importante que participaramos en la exposición de final de semestre: construíamos, cosechabamos, concluíamos un ciclo de aprendizaje y lo mostrábamos al mundo.
Saúl lleva años queriendo dar a sus alumnos el conocimiento de que lo que lo que cada uno hacemos es importante. Al principio nos enseña a darle valor monetario a lo que hacemos pidiéndonos que le pongamos un valor monetario a nuestras obras: "nuestra obra vale lo que nosotros valemos", pero poco a poco nos enseña que no sólo darle un valor monetario a nuestra obra es importante, en clase de Zen nos muestra que debemos darnos valor a nosotros mismos y el por qué de que no lo hagamos, todas las trabas que no nos lo permiten.
Mi aprendizaje aquí ha sido lento, decidí que estaba limitada por el dinero y en el primer semestre me sentía menos que otras compañeras (principalmente compañeras), también me sentía en deuda con J y el hecho de que este fuera un regalo hecho por culpa no me permitía disfrutar. Tanto fue esto que a pesar de que Saúl nos decía que produjeramos con lo que teníamos y yo me decidiera a hacerlo con la camarita que J me había regalado tiempo atrás, a casi dos semanas de estar cerca de la exposición yo aún no había realizado mi obra. Me bloquee y en las fechas limites realice una de mis ideas pasadas que creía serviría muy bien. Saúl la acepto y el día de la exposición lloré a mares por verla a pesar de mis autoboicots: yo quería esto, lo quería...
En el segundo semestre decidí que esto sería mío y como la mensualidad subió no se lo dije a J y decidí pagar la diferencia yo, con el dinero que gané del único proyecto que se acepto mientras estuve trabajando en el activismo, pero el mismo activismo me impidió producir como yo quería, aún no tenía cámara propia y la que me prestaban me la pedían siempre que necesitaba hacer una práctica por mi cuenta: pronto desistí de usarla, pero en la escuela me incitaron a producir, no fue fotografía sino pintura y fue gracias a esto que pude exponer. Aidee fue mi impulso entonces: lo poco que hice durante ese semestre fue alentado enormemente por ella y esta vez pude entregar con un par de días de anticipación mi obra para la exposición, y pude entregarlo antes, pero el marquero tenía mucho trabajo cuando la lleve (lo cual también era muy bueno para el marquero).
Este semestre el dinero ha seguido siendo un impedimento. Quiero llegar a las calidades que Saúl nos pide, pero no me desanimo, tengo mi cámara, compré mis luces... en realidad el enemigo a vencer este semestre ha sido ¿esto es lo que realmente quiero?
Cuando le hice esta pregunta a Saúl él me respondió que debemos cuestionarnos siempre ¿quién es el que está haciendo estas cosas? ¿soy yo o mis condicionamientos?¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras? ¿Qué quiero? ¿Qué debería hacer? Cuando estemos dudosos de si un camino es el correcto o si es el que queremos debemos preguntarnos ¿vale la pena el sufrimiento? Y si nos respondemos que sí, que vale la pena lo difícil que sea, continuamos por él.
Esto se me está dificultando, no sólo porque monetariamente carezca de todos los recursos que se requieren para hacerlo como quisiera sino -y más bien- porque me ha hecho toparme con creencias, valores y problemas acarreados desde mi infancia, como el desprecio por el dinero, por ejemplo (lo cuál ya estoy buscando solucionar), como el encontrar que he despreciado mi sensibilidad y mi necesidad de crear toda mi vida y ahora veo que existen lugares donde esto se promueve y se aprecia: he estado equivocada tanto tiempo tratando de destruirme, de ser otra persona, que desenterrar a esa que he querido matar duele y al mismo tiempo me hace muy feliz.
¿Cómo saber que es lo que quiero?
"Lo que quiero, mi yo (mi verdadero yo) debe irradiar, mi yo está determinado por lo que quiero y lo que quiero está determinado por mí: ya que ha decidido que lo quiere y lo hará".
Yo quiero esto, quiero ser artista, quiero hacer foto, quiero pintar, quiero hacer escultura, quiero mostrar lo que veo y lo que soy con lo que hago.
Mi madre quería ser enfermera, sólo le dieron dos opciones, pero elegió una y lo llevó a cabo. Mi padre nunca supo qué quería y nunca concluyó nada. Mi vida ha aprendido estos dos caminos: yo elijo cuál tomar. Querer es algo importante, muy importante: es lo que hace que vivas sin dudas en tu andar, hagas lo que hagas, incluso tus errores son parte de tu aprendizaje para tomar y conservar lo que quieres. Querer te permite luchar por algo, te permite avanzar a algo, te permite cosechar, hacer crecer a otros, querer te permite conservar algo o a alguien, querer te permite hacer lo "ajeno" "tuyo", querer es atraer: querer te permite activar la energía que otros te dan.
Y aquí fue donde entendí: para recibir a una persona, hace falta quererla. Si amar es dar, querer es recibir. Ambas cosas son necesarias para que algo perdure, para que algo crezca y para que algo dé frutos.
Yo he amado la fotografía pero sólo me dedique a admirarla, pensaba que sólo los genios podían llegar a realizar la clase de fotografías que están en museos y libros, he dado aplausos, sorpresa, sobresaltos, emociones a ella pero jamás la quise: nadie me había enseñado a quererla. Hasta que gracias a J entre a esta escuela -que yo misma elegí-, conocí a Saúl y él nos dijo: ustedes pueden hacer estas cosas si se lo proponen. Yo quiero a la fotografía y estará en mí aunque me cueste trabajo, estará y ya está en mí porque yo la quiero, asimismo la amaré y le daré obras, la amo y le doy el trabajo y las capturas que estoy haciendo y las ideas que ya estoy pensando. Cada día avanzaré un milimetro pero avanzaré.
SÉPTIMA PARTE
Lamentablemente este descubrimiento con respecto al querer me abrío los ojos respecto a J y fue así que me di cuenta que él nunca me quiso y que yo lo quise erradamente, De hecho J y yo no somos la excepción en esto de amar y querer erróneamente, en realidad nadie nos enseña a hacerlo y como te dije al principio de la entrada, nos han engañado. Desarticularon estas dos cosas para hacernos creer que querer era malo.
No sé si el sistema que desarticuló esto sabía que promover esta idea de que "querer era malo y era lo contrario de amar" llevaría a los resultados que yo veo, pero lo veo: Los seres que aman y no quieren están reducidos a dar toda su vida y despreciar lo que se les da, nunca podrán hacer crecer nada ni a nadie saludablemente y como se les dice que amar es dar sin decir qué con exactitud pueden dar incluso la vida y sentir siempre un vacío. Los seres que quieren pero no aman están reducidos asimismo a sólo tomar, son una aspiradora emocional, de recursos y aprendizaje, devoran todo a su paso sin darse cuenta que todo lleva su tiempo en producirse, todo es una urgencia para ellos y nada es suficiente. Por otro lado están los que amamos y queremos mal o desarmonizadamente, algunas cosas las queremos y algunas otras las amamos, pero al decir "quiero" anulamos el amor y al decir "amor" anulamos el querer: damos en desmedida y queremos absorbiendo en distintos momentos ante una misma situación o una misma persona.
Me gusta pensar que habemos más de estos últimos que de los primeros o de los segundos: eso nos da más esperanza porque sólo requeriríamos ecualizarnos...
Cuando hable de esta entrada con mi hermano hace un par de días me dijo que era innecesario, que ¿por qué hacer esa distinción? (entre amar y querer) para él todo viene del amor. "Uno debe amarse a uno mismo y de ahí todo viene" me dijo, y yo sonreí... Sí, le dije, al principio uno debe amarse a sí mismo, eso es básico, porque si no te amas jamás producirás amor pero yo hablo de otra cosa, es necesario el querer... Supongo que cuando termine lo entenderás, expresé.
La plática con mi hermano me dejó un poco desanimada sobre continuar escribiendo esto en lo que llevo ya una semana, más porque en el transcurso de esa plática terminamos -casi como siempre- hablando de mi relación con C en la que él dice no querer meterse.
Llevó años tratando de que mi hermano me escuche, hablar con él era tan difícil como hablar con mi padre: siempre estaba centrado en si mismo y sólo sus problemas importaban. Mi padre por su parte hablaba y hablaba y cuando llegaba un momento en que me pedía mi opinión el mismo se respondía, era así como estaba seguro que yo opinaba que las mujeres sólo querían coger y no les interesaba nada más. Yo me hice muda prácticamente hasta los 20 años, tiempo en que comencé a gritar literalmente por atención a mi hermano y papá, de mi padre en alguna ocasión recibí un golpe del que me defendí y de mi hermano siempre recibí evasivas: cuando encontraba algo que no le parecía, le hacía sentir incomodo o estaba a punto de contradecir lo que él pensaba simplemente se daba la vuelta golpeándose a sí mismo o un objeto.
Algo de lo que no puedo hablar con mi hermano a la fecha son el como llevo mis relaciones, la que sea, de amigos, parejas... no se diga de amantes, me dice que "no le importa" "que yo llevaré mis procesos y esas son mis broncas, pero que él se mete porque algo le afecta", yo le concedo la razón: todos brincamos contra algo cuando nos afecta, pero pensar que "no nos metemos" es 100% errado.
Será que yo soy partidaria de la idea de que todos nos afectamos a todos... pero no fue hasta ahora que entendí lo del amar y el querer que lo entendí. Porque si bien mi hermano me comparte sus problemas no me recibe por completo, es decir, me ama lo suficiente como para mostrarme su ser pero no me quiere como para recibir lo que tengo que decir y lo que tengo que decir siempre tiene que ver con mis propias experiencias, desde lo que viví al subir el microbus hasta mis ganas de compartir como llegué a un punto de paz con C... pero necesariamente hablar de ello es hablar de C y si a mi hermano no le importa saber de ella porque le disgusta (como le disgustan tantas cosas de mí) entonces nuestra relación se limita y lo que yo muestro de mí ante él se limita asimismo: mi hermano no me quiere completa.
Pero esto es un problema no sólo en mi relación con él, sino en su relación con C: soy la única persona que podría mostrarle la cara que desconoce de esta mujer, que en efecto, tiene sus defectos, como todos, pero hay una razón (o varias) por las que estoy con ella. Conocerla, entenderla... haría que mi hermano se deshiciera de ideas preestablecidas que tiene contra ella, ideas que sobresalta cada que habla de ella y que tienen que ver con el género. "C se comporta como un hombre, C es un hombre, pero si fuera un hombre comportándose como se comporta yo ya me lo hubiera madreado y no puedo porque es mujer" (jajajajajajajajaja sí... lo ha dicho).
Si mi hermano me permitiera hablarle de esos comportamientos sobre C, no sólo sabría todos los cambios que ha tenido que pasar C y por tanto cambiaría su percepción de ella sino que me permitiría hablarle de lo que es el género: "el género es algo imaginario! nos educan como hombres o mujeres para cumplir con determinados roles y así funcione el sistema! Ser mujer conlleva sumisión, degradación y desprecio! Ser hombre implica poder, estatus, cultura y valor! Las ideas de género nos llevan a estar en desarmonía " por poner un ejemplo de lo que podría decir. Si mi hermano me permitiera hablarle de mis procesos con C... él tendría que escuchar ideas que le cambiarían las establecidas, pero aún cuando se pelea con estas ideas establecidas aún no está dispuesto a quitárselas: aún no está dispuesto al cambio. Así pues, entre otros problemas que tiene con C, este, como los demás, son porque C representa algo que a él le disgusta de su propia vida. Recibirme hablándole de esto implicaría no sólo quererme completa sino cambiarse a sí mismo y aprender a verse y amarse de otra manera para lo cuál aún no está preparado.
Aunque yo me pregunto ¿cuando lo estará?
La relación con J se podría explicar del mismo modo, salvo que a diferencia de mi hermano que no me recibe completa J no me recibe en lo absoluto. Yo no lo quería tampoco, pero él me obligo a quererlo, bueno, si es que se puede utilizar la palabra "obligar".
Cómo él aún en este tiempo, hace poco más de 10 años cuando nos conocimos, yo no sabía recibir. J me buscaba, me molestaba y quería siempre provocar una reacción en mí: la provocaba pero yo no sabía expresarla así que J lo único que obtenía de mí era un gesto con mis ojos... casi siempre de aparente molestia. Tardo un buen rato pero logró sacarme una sonrisa, y cuando lo logró yo logré que él me saludara de beso, luego él logró que lo tomará del brazo y que le aceptará un abrazo y yo logré que él dejará de agredirme para conseguir mi atención.
Poco a poco nos aceptamos, pero sólo en aquello que no producía demasiados cambios en nuestra estructura. La guerra entre nosotros se produjo cuando comencé a cuestionar su manera de hacer las cosas... cuestionamientos que nunca cesaron, a la fecha él resume lo que le cuestiono de sí mismo "¿cómo te las arreglas siempre para hacer ver que todo es mi culpa?" Yo le digo "no hablo de culpas, hablo de responsabilidades: sólo tú puedes cambiar lo que te está pasando y eso sólo es tu responsabilidad"... pero pláticas y pláticas han pasado semejantes y a la siguiente es como si nada de lo que dije lo hubiera entendido.
Ahora creo que debo hacer una corrección a mis dichos pasados, J y yo nos quisimos, mucho, tanto que cambiamos lo que habíamos sido hasta nuestros 23 y 25 años respectivamente... después de eso intentamos ser con el otro y los problemas mostraron algo muy simple: no nos queríamos completos porque de hecho no nos conocíamos el uno al otro.
En la cabeza del otro estaba la imagen del uno que cada quien se había creado. Por mi parte J provocó en mí tales cambios que por una parte lo quería para "poder existir" y por otra había cambiado tanto, aceptado tanto de las situaciones a las que él me sometió que creí que él había adquirido la misma consciencia que yo, pero no... Un ejemplo muy fuerte de esto es el cómo me "volví" poliamorosa.
Yo solía ser una chica que buscaba el amor único, eterno y monógamo, sin embargo cuando entré a la Universidad todos los hombres en los que me fije y que se fijaron en mí tenían novia, J por su parte no era la excepción pero algo había diferente en él: su honor... o más bien sus creencias. A pesar de que nos gustamos desde el primer momento en que nos vimos, y a pesar de que ese momento para él fue mucho antes que el mío, hacía todo con sumo cuidado como para no faltar a la fidelidad que debía darle a C, quien en ese momento era su novia. Yo había comenzado a cuestionar los esquemas de fidelidad contra los de lealtad, el si la monogamia era natural o era una obligación impuesta, pero cuando conocí a J ese sumo cuidado que ponía para no serle infiel a C me encanto: él era distinto a los demás chicos, así pues, aunque yo cuestionaba y quería esperimentar mi sexualidad tampoco renunciaba a la idea del amor único.
Fue ahí que J y yo nos encontramos: a unos metros de un barranco al que yo pretendía bajar para saber que había ahí, aunque pareciera turbulento, y mis ganas de investigar que había ahí eran muchas, pero el modo de ser de J me apasionaba: simplemente me fascinaba que alguien como él pudiera serle fiel a alguien más, y me enamore. J también se enamoró de mí pero sólo él sabrá por qué o si realmente aquello fue enamoramiento... El punto en el que todo cambio fue en el que J no dejó a C a pesar de que nos besamos y nos dijimos "me gustas", a pesar de que buscabamos vernos y salir, estar juntos y compartir ideas... J continuo con ella y aparentaba que la amaba, a mis cuestionamientos de por qué no la dejaba me daba evasivas y fue así que mi estructura cerebral cambió, literal: un día sentí como mi tristeza y confusión entraron en tal guerra que de pronto una solución llegó: aceptar que J amaba a C y también quería estar conmigo... Así pues acepte que podía estar con las dos.
Nunca trate de agredir a C a pesar de que ella a la larga me agredió a mí, aún con todo C me mostró genuino aprecio en ciertos momentos y ahora puedo decir que eso me encantaba y ella me gustaba aunque en aquél tiempo yo aún no aceptaba mi bisexualidad. El problema surgió cuando C se invento una supuesta agresión hacia ella por mi parte, J le creyó a ella y yo quede a mi suerte. Al poco tiempo de eso acepte mi bisexualidad, me hice de una novia y prácticamente me case con ella (B) pero la idea de que se podía amar a más de una persona jamás se fue de mí. La relación con B no funcionó por múltiples razones, incluida un poco esta de yo ser poliamorosa y ella ser más partidaria a la puesta de cuernos y al engaño, la cosa fue que al poco tiempo C y yo nos reencontramos y comenzamos a salir.
Aquella relación no comenzó nada bonita: yo estaba decidida a hacerle pagar todo el daño directo e indirecto que me había provocado pero a la larga la venganza se calmó y ahora puedo decir que tengo una relación constructiva y bella con ella, donde se me acepta poliamorosa y donde de hecho la misma C resolvió tomar eso para sí misma. Ahora bien a pesar de que mis bases poliamorosas surgieron por J y C, J nunca pudo aceptar esa parte de mí y quererme así: se sintió herido, enojado y en un tiempo quiso que fuéramos sólo él y yo... Pero de esta clase de ideas no hay vuelta atrás, particularmente porque son de esa clase de ideas que aunque exigen muchos cambios en ti son de las ideas que te dan más satisfacciones, libertades y paz a la larga...
Así pues estas ideas, y la propia relación con C nos alejo a J y a mí: J no resolvió problemas que tenia con C durante su relación y asimismo....ahora, lo veo, tampoco resolvió los problemas que tuvo conmigo. Va arrastrando sus expectativas de mujer en mujer, esperando que un día encajen en alguna... pero es que esto es bastante complejo de lo que a primera vista se puede apreciar: Me hubiera gustado ser vista como soy: desastrosa, sensible, metida en su familia, sin saber poner algunos limites, confundida, loca, puta, curiosa, creativa, amorosa, destructora de ideas, preguntona...y amada por todo eso enteramente, pero asimismo ser querida: ser deseada así y que él hiciese lo necesario para estar juntos. Lo que recibí fueron rechazos tras rechazos.
La última plática, la que me llevó a querer escribir esto y soltar es un ejemplo de ello: después de 4 o 5 horas hablando de si mismo y yo ofreciéndole soluciones de pronto me dijo "no entiendo lo que dices, pero si entiendo eso de que nada me cuesta", de pronto, así, en una sola frase vi que yo no era recibida y de pronto han venido a mí durante esta semana los recuerdos de cómo al decirle que le iba a regalar mis fotografías él me dijera "no tienes porque darme nada, son tuyas", al decirle "espera, deja que que ahorre y voy a verte" el me contestará "no te preocupes, gasta tu dinero en lo que necesites, es tu dinero", al decirle "voy a usar la computadora que me regalaste para escribir y para hablar contigo" él dijera "usala para lo que quieras", al decir "voy a tomar muchas fotos con esta camarita que me regalaste y voy a mandartelas" él me dijera "es tuya". Todas, todas las frases muy corteses al parecer, pero ahora veo que en mí produjeron el sentido de soledad. Fue como haber recibido un pastel de regalo y luego querer compartirlo y que todos y cada uno a los que les invitase me dijeran, "no gracias, yo no quiero".
No sé si alcance darme a entender: Quería compartir alegrías causadas por él, cosas que él me hacía producir, cosas que me provocaban sus propios regalos y él se negó a compartir, el problema es que todo venia de mí, incluidos mis nuevos aprendizajes... y en cuestión de los aprendizajes es como si nuestro maestro gastará todo un año en querer hacerte entender algo y no lograrlo, ¿qué sentido tendría ser maestro? En mi caso me he preguntado ¿qué sentido tiene ser Gabriela?
Quise convertirme en otra persona y en últimas fechas hasta desee ser rubia y parecer modelo, pero esto último ya no me causo tanto dolor como otras cosas en las que me quise convertir o me convertí para ver si así él "me amaba". El desequilibrio que vivimos él y yo fue porque él no me quería y yo no me quería a mí misma: ni el me recibía ni yo me recibía, él no me aceptaba como era ni yo me aceptaba: yo quería ser lo que él quería, y cada cosa que cambiaba de ese ideal que él deseaba yo lo modificaba en mí, el problema es que él nunca ha sabido que quiere.
Quería una chica sociable y aprendí a ser sociable y luego se quejó de que no estaba para él, quería una chica media artista y luego se quejó de que al tomar mis clases ya no lo pelaba, quería una chica media loca y al volverme poliamorosa (mi mayor locura) me desprecio, quería una chica que estuviera para él y al estar cuando no exigía más me corría... Quería una chica lista y ahora resulta que lo que digo no lo entiende...
La paradoja de todo esto es que el hombre me ha dado las cosas más grandes que nunca nadie me dio. Me cuestiono y entonces me ayudo a que tuviera opinión (y que hablara!), me dio tal cantidad de vivencias que cambie mi modo de ver la vida, me reto y aprendí a ver más en mí, me nombro "artista" y me encendió una luz: encontré mi camino. Y es por eso que digo que amor hubo, lo que nunca coincidió fue nuestro modo de querer.
A últimas fechas yo traigo en mí todo este aprendizaje, camino y, por ejemplo, viene a mi lado Julieta y muchos de los compañeros en la escuela, un poco resagada viene C, allá a lo lejos pero en la misma dirección viene Peque Chan y su compañero, Jorge, un poco más adelante de C viene Caro y detrás de ella viene Mariana, mi hermano se atora y se pone a pelear con algo que a todos nos parece imaginario, pero después de un rato parece derrotarlo y camina, mi mamá viene arriandolo y de la mano de ella viene una de mis sobrinas, correteando a esta viene la otra: Aquí venimos y J... J no viene. Llevo años esperándolo, le llamo, le escribo, le grito, lanzo una caña de pescar, mando avioncitos de papel, pongo mensajes en botellas: no viene, no contesta. A últimas fechas me parece que voy demasiado adelante, a lo lejos logro ver unas siluetas de otras personas que van mucho, mucho más adelante.
¿Avanzar es abandonar a quien no viene contigo? No lo sé.
OCTAVA PARTE.
Le hablé a Julieta acerca de mi nuevo descubrimiento del amar y el querer, encendí un foco con el que ella logró ver. El amor nunca se acaba, teóricamente todos tenemos la capacidad de amarnos los unos a los otros, aunque a otros en mayor medida. Decía Saúl en nuestra primera clase de Zen que el amor puede pensarse como un sistema solar en donde nosotros somos el sol e irradiamos luz y calor, hay planetas que están más cerca de nosotros y por tanto los irradiamos más y otros más lejanos que aunque estén muy lejos reciben un poco de luz y de calor de nosotros. La cercanía, en nuestro caso, no tiene que ser física, supongo: el amor te nace aunque estés lejos de una persona, en los términos de dar lo del sistema solar se refiere a que a la gente que sientas más lejana a ti, como la gente que te acompaña en el transporte público o carretera, la gente desconocida, le puedes dar tan siquiera una sonrisa o un "buenos días", pero al cabo es irradiación tuya, es amor.
- Julieta, ¿el amor y el querer son lo mismo, son ambas energía?- Le pregunté a Julieta luego de mi plática con mi hermano que me hizo dudar de que esta entrada valiera la pena escribirse. Y me explicó:
-No, a como yo lo veo el querer es producto del amar. Tú me ayudaste a ver que ya no quiero a D, pero siempre lo voy a amar, me preocupa, estoy dispuesta a escucharlo pero ya no quiero que me atasque con sus problemas o con las mismas cosas de siempre, no sé a veces me gustaría que para varíar me hablará de cómo está el clima o algo así xD.
-Jajajaja, pero, Julieta, ¿ambas cosas son energía? Lo pregunto porque quiero saber si lo que estoy diciendo es correcto, y porque tal vez tenga que explicarlo en otros términos para que no sé, por ejemplo J o mi hermano me den validez, que no sé porque quiero que me den validez, pero bueno, a lo mejor es porque quiero que me reciban, que tomen lo que quiero darles en ese escrito. ¿qué es una energía Julieta? Entiendo que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma y al verlo así entonces si podría ser que todo se trate del amor solamente, como dice M.A.
Julieta me explico entonces que en si la energía es algo que existe e irradía pero que cada energía produce una fuerza, esta fuerza es por así decirlo su vehículo, su modo de mostrar su existencia, cuando dos energías se encuentran producen una reacción y entonces se atraen o se repelen, pero siempre producen una reacción.. (si fue así? Jajajajajajajaja, entiendo muy bien esas cosas pero después me cuesta explicarlas :P).
En fin... Julieta prefirió hablarme el asunto en términos de reacciones químicas, me explico que cada elemento por su composición produce en otro una reacción, esta reacción puede ser rápida o lenta, puede hacer explosión o formar un gas o ser lenta pero muy profunda, pusimos como ejemplo de esto el cloro con el amoniaco y la oxidación. ¿Hay algún elemento que no sufra cambios en otro cuando se juntan? le pregunte y ella me dijo, habría entonces que pensar en mezclas y no en reacciones químicas: en una mezcla dos cosas pueden estar juntas en un mismo lugar, las revuelves pero nunca pierden sus propiedades químicas: jamás se convierten en otra cosa. Ah! entonces las relaciones humanas somos reacciones químicas: es mentira que al estar con otra persona puedas pasar sin cambios, ¿no?
-Ajá, dijo Julieta.
Yo seguí: Y en términos de energía el problema es controlar la fuerza que se genera a raíz de: El amor siempre existe pero lo que nos cuesta trabajo es controlar la fuerza que viene de él, nuestro modo de querer, y es que esta fuerza viene distorsionada por nuestras expectativas, nuestras creencias, nuestro "honor" y así... Entonces estas fuerzas chocan en lugar de fluir... Ahora imagínate cuando inhibes o bloqueas esa fuerza... Mmmh... ¿qué pasa cuando bloqueas una fuerza, Julieta?
Julieta me explico cosas de materia negra y lo que pasa cuando un agujero negro se crea: la energía se revierte, por así decirlo. ¡El odio! le dije...
-Aja -me respondió.
-Que difícil... -dije- ... controlar una fuerza, la gente se aleja pensando que ya no se ama cuando en realidad sólo deben aprender a quererse bonito, porque luego, cuando vuelven a verse algo hay todavía, pero claro, ya cambiaron y como no existe esa reacción química explosiva que hubo al principio sino una calmada que viene de que cada uno ya cambió por otras reacciones (relaciones) que ya tuvo piensan que el amor se acabó y desechas a la persona :( que jodido... :( Ahora pues... yo debo alejarme porque aquí ya hay daño: hay una fuerza que se esta inhibiendo y J y yo no fluimos, lo triste es pensar que ya no nos volveremos a encontrar...
NOVENA PARTE
También lo triste es pensar que esto tampoco me lo recibirá. En un tiempo, cuando me escribía por correo electrónico solía releer sus mensajes y una otra vez para alcanzar a captar lo que intentaba decirme, la primera vez que lo leía siempre resultaba enojada, pero con el paso de las leíadas captaba la tristeza con que escribía ciertos mensajes o leía una idea que me era desconocida y entonces la investigaba, al investigarla entendía un cierto contexto de lo que escribía y el mensaje tenía otro sentido, fue así que aprendí mucho de él y me di cuenta que escondía mucho de sí mismo con terminologías, teorías o referencias que pocos se hubieran puesto a checar. Al paso del tiempo, el enojo se me pasaba y le volvía a hablar, o cuando él me hablaba yo estaba dispuesta a escucharlo... Ahora veo que él nunca hizo lo mismo con mis mensajes porque siempre, siempre, hubo un ruego escondido: escuchame, recibeme, ven conmigo....
Por cierto que en los primeros años, cuando me dedico una cierta canción algo de ésta me tocó el corazón "...y decirte bienvenida..." Creo que nunca me sentí bienvenida con él en lo absoluto.
DECIMA y ÚLTIMA PARTE.
Tú que me lees y has llegado hasta aquí, quiero agradecer que hayas leído hasta el final, por ende: gracias por recibirme. Como dije en alguna de las 9 partes anteriores eres libre de tomar o no lo que he dicho aquí, yo sólo comparto algo de lo que hasta ahora he aprendido y lo comparto porque el pastel solita no me sabe tan rico como cuando lo comparto con alguien (ojo, mientras no sea mi pedazo xD). Las cosas que "descubrí" no las digo yo, las dicen muchos, en muchas partes y a pedazos, puedes encontrar algunos de esos pedazos en las siguientes referencias:
El arte de amar, Erich Fromm
https://www.dropbox.com/s/k5ivntl2ngqpn88/erich%20fromm%20-%20el%20arte%20de%20amar%202.pdf
La historia interminable, Michael Ende
https://app.box.com/s/d7lbtha2ut37sjtpl73m
Mundos internos, mundos externos. Documental
https://www.youtube.com/watch?v=ENHV4Jhbqz4&feature=youtube_gdata_player
Mi tío de América. Documental en tres fragmentos. Primer fragmento:
https://www.youtube.com/watch?v=BVVuElFce0w&feature=youtube_gdata_player
Ego. Fragmento de enseñanzas de Thich Nhat Hanh
https://www.youtube.com/watch?v=9ORzDVGhusY&feature=youtube_gdata_player
Gracias por llegar hasta aquí. Un beso.
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