Y acabo de darme cuenta que jamás me quisiste lo suficiente como para buscar que fuera a tu lado, probablemente me amaste, no: me amaste, no puedo dudarlo, pero jamás me quisiste, jamás me ambicionaste del modo en que yo te ambicione, de este modo en que esperarte era lo único que podía hacer mientras sucedías.
De este modo enfermo en que me detuve y quise convertirme en lo que tú querías: la chica normal y al mismo tiempo la media loca y la media artista( ¿pero como se pueden ser esas cosas a medias?).
Y es que te quería sin quererme a mí misma, quería esa sonrisa chueca y esa mirada intensa, quería conmigo esa inteligencia tonta que tienes y esa sufrida existencia.
Te quería para cuidarte y para que me cuidarás, quería volver a ser niña contigo, reírme contigo de esos chistes babosos e inteligentiosos que nadie nos entendía, quería estudiar y leer y aprender junto contigo, quería revivir y vivir recuerdos contigo, enredarnos en ese pequeño bucle que constituía nuestro mundo.
Y quererte fue la ambición más insensata que pude tener, porque no quise nada más, más, de lo que te he querido a ti: no quise a mi madre, no quise a mi hermano, no quise a mis " ella", no quise a mis perros, no quise a mis gatos, no quise mi casa, no quise a los amigos, no quise mis aprendizajes, no quise mis líos.
No quería mi esencia, no quise aprender por mi cuenta, no quise a mi todo: no quise a mi nada. No quise mi vida: no admitía mi muerte. No quise mis nalgas, despreciaba mi boca.
No quise mirar más allá de lo que me permitían mis anhelos de ti.
No quise soñar más realidad que la que imaginaba contigo. - ¡Pero las realidades no se sueñan, se viven!-
Más que a mí, te quería a ti, como si ser contigo me permitiera verdadera existencia, como si de ese modo yo fuera tú -no yo-, musculoso y despreciante, arrogante e inteligente.
...porque tú eras más valioso...
Y acabo de darme cuenta que no me quisiste lo suficiente para que fuera a tu lado, y es que no había nada que querer, porque igual no había nada que fuera...
***
Y sí, señor, lo pienso: que si de amar y querer se trata el que no me quisiera probablemente me ha salvado la vida futura, porque la pasada me la jodí yo misma queriéndolo a usted.
***
¡Dios! ¿Y será que algún día aprenda yo a amar?
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